Antes de que Líam y yo fuésemos a la cabaña por la reunión familiar había sucedido algo que marcó y dio pie a lo que había sucedido aquel día, quizás hubiese pensando un poco más antes de entregar a mi hermano a la policía, porque la verdad era que yo había sido tan culpable como él en esta relación enfermiza y toxica, pero entonces paso lo impensable, pasó lo que nunca debió pasar y a los catorce tome la decisión que cambio el curso de mi vida.
Tome mi móvil y aunque no quería debía hacerlo, debía decirle a Líam lo que estaba sucediendo, pensé que él sabría qué hacer, era el mayor quien me ayudaría a solucionar esto que había sido culpa de los dos y entonces sus palabras me dejaron fría, sentí que me arrancaba el corazón del pecho y lo hacían trizas, sentí que los pedazos de mi adolescencia no volverían a unirse jamás.
—Sabes lo que tienes que hacer —Dijo con frialdad. — Además no sólo te acuestas conmigo o me equivoco —Una lágrima rodó por mi mejilla, porque aunque lo había dicho a todo pulmón, me había vestido como puta barata, nunca había dejado que un chico llegara más lejos y comprendí, por fin entendí, que estaba sola.
—Entiendo —Fue lo único que dije y colgué aquella llamada. Mi mente estaba nublada, no sabía que haría ahora, aunque de algo si estaba segura y es que debía deshacerme de este bebé. Entre a Internet y busque una de esas clínicas que no se mencionan, no hable con mi madre, mucho menos con mi padre y pensé llamar a Darla, pero hacerlo incluía darle una explicación y no sabría ni por donde comenzar, así que sin pensarlo dos veces salí a poner fin a algo que marcaría mi vida para siempre, salí para ser una más en la lista de chicas que abortaban.
Y fue terrible. Terrible y angustioso, sentía que mi corazón se detendría mientras un sudor frío se deslizaba por mi frente. La enfermera me coloco en la camilla, no me habían preguntado mi edad o si mis padres habían estado de acuerdo con aquello, me sentí desconfiada, pero aun así seguí adelante y le pase el fajo de billetes que había sacado de la tarjeta de mi padre y por lo que sabía no me cuestionaría, la sonrisa que me regaló aquella mujer fue escalofriante, pero ya había perdido la oportunidad de arrepentirme, realmente no tenía oportunidad de hacerlo.
—No tienes de que preocuparte, esto lo hacemos todos los días —Sentí un fuerte malestar en la boca del estómago, porque aquellas palabras lejos de tranquilizarme, me puso aún más nerviosa.
Mire fijamente al techo mientras aquella mujer salía de la habitación y escuche una voz masculina saludar, pero me quedé callada, no tenía nada que decir, sólo deseaba con todas mis fuerzas que esto terminará, sufrir el dolor y vivir con las consecuencias, porque iba a recordar este día por el resto de mi vida, el día en que saque de raíz todo el amor que había dentro de mí, el día en que Liam Brown se convirtió en mi peor enemigo.
— ¿dolerá? —le pregunte al hombre con la bata blanca.
—No sentirás nada —contesto y me sentí enfermamente reconfortada, porque me prometí en aquel mismo instante que no sentiría jamás.
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Los Secretos De Litzy (Chicas Gordas #4) BORRADOR
Ficção AdolescenteSIN EDITAR Litzy Brown no creía que el amor existiera, había vivido en carne propia el dolor de saber que la persona que más amas, es la que te puede herir más profundamente. Su infancia fue turbulenta y por el alcoholismo de su madre su vida se con...