Blue Knees 🥀 Ayato/Haise/Shuu 🔞

🥀 6

Ayato llegó al departamento de la chica, llamó a la puerta y, al no obtener respuesta, simplemente entró.

– Tn –llamó, mientras caminaba a la sala.– Oh, aquí estás.

Tn estaba recostada en el sofá, viendo televisión; al oír al chico, lo miró.

– Hola.

– Me enteré lo que pasó ayer, tu "ex-cuñado" vino a buscarte.

– Sí...

– ¿Estás bien?

– Lo estoy, el CCG llegó justo a tiempo.

– ¿El CCG?

– Sí, por suerte...no notaron que era un ghoul.

– Ya veo, menos mal. De todos modos, mantente lejos de ellos.

– Sí, sí, como digas "mamá".

El peliazul rió y se sentó a su lado, dejando que ella colocase sus piernas sobre las de él.

– Te lastimaste las rodillas... –dijo al ver que la chica tenía sangre seca y banditas en sus rodillas.

– Sí. Mientras corría me tropecé, me doblé el tobillo y raspé mis rodillas.

– ¿No te has limpiado?

– Ayer, un poco, y luego me coloqué las banditas.

– Tn... –suspiró.– No tienes un botiquín, ¿Verdad?

– No, sólo banditas.

– ...Por dios –se levantó.– Ya regreso.

– ¿A dónde vas?

– A la farmacia.

– ¿Qué?

Él salió del departamento. Tn levantó una ceja, sin entender, suspiró y volvió la vista al televisor.

[Calles]

Ayato caminaba hacia la farmacia, mientras llamaba a alguien.

– Ayato –contestó la otra persona.

– Hinami, necesito saber algo.

– Claro, dime.

– ¿Cómo...limpias una herida?

– ¿Estás herido? –preguntó con algo de preocupación.

– No, pero... –aclaró su garganta.– Tn raspó sus rodillas, y...bueno...

– Claro, entiendo –dijo entre pequeñas risas.– Necesitarás agua oxigenada, gasas, y banditas o un vendaje, depende de la herida. Lávate las manos antes de hacer algo, luego limpias la herida con el agua y las gasas, y la cubres. Son raspones, así que con eso será suficiente.

– Genial, gracias Hina.

– Por nada. Saluda a Tn-chan de mi parte.

– Claro. Adiós.

La llamada finalizó. Él guardó el teléfono en su bolsillo y entró a la farmacia.

[Depto. de Tn]

A los pocos minutos el chico regresó, con una bolsa de plástico en su mano.

– ¿Qué traes ahí?

– Algo –se acercó a ella.– Siéntate mientras me lavo las manos.

– ¿Qué?

– Que te sientes.