Blue Knees 🥀 Ayato/Haise/Shuu 🔞

🥀 26

Ayato llegó primero, y al abrir la puerta del edifico, alguien lo llamó; él giró, viendo a Kaneki llegar igual de acelerado que él.

– Kaneki.

– Ayato –se detuvo junto a él.– ¿Ella también-?

– ¡Kaneki-kun, Ayato-kun!

Ambos giraron, viendo a un agitado Tsukiyama acercarse.

– Tú...

– Ella me llamó. Creo que va a suicidarse.

– También me llamó a mí.

– Y a mí. Se disculpó, pero no me dejó hablar. Me cortó.

– A mí me hizo lo mismo, por eso corrí hasta aquí.

– Conmigo también, creo que la soledad pudo más que ella.

– Maldición, entonces entremos. ¡No podemos dejarla morir!

Los tres entraron rápidamente al edificio. Shuu llamó al elevador, pero este se estaba tardando demasiado para el gusto de los tres.

– Al demonio, ¡Iré por las escaleras! –gritó el peliazul, corriendo hacia las escaleras.

– ¡Buena idea! –dijo Kaneki, siguiéndolo.

– ¡Espérenme! –gritó Tsukiyama, siguiéndolos.

– ¡Tsukiyama, ¿Traes las llaves del departamento?!

– ¡S-Sí, las tengo en mi bolsillo!

– Bien...

Los tres llegaron finalmente al piso donde vivía la joven, deteniéndose frente a la puerta del departamento con las respiraciones agitadas. El pelimorado sacó las llaves, pero estaba tan nervioso que estas cayeron al suelo; chasqueó la lengua y las levantó, para poder abrir la puerta. Los tres ingresaron y comenzaron a buscar a la joven por todo el departamento.

– ¡Está en el baño! –gritó el peliazul, al abrir la puerta de aquel cuarto y ver a la joven.

Los otros dos llegaron rápidamente. La pelirosa estaba en la bañera, sumergida casi por completo, parecía inconsciente. Kaneki se acercó a ella y al tomó por los hombros.

– ¡Tn! ¡Tn, despierta!

Ella abrió un poco los ojos, soltando un pequeño quejido, pero volvió a cerrar los ojos mientras su cabeza caía hacia un lado.

– Sigue consciente –miró al menor.– Ayato, llama a Touka.

– Sí –asintió, mientras sacaba su teléfono.

– Llamaré a Nishio –se levantó y miró al mayor.– Tsukiyama, sácala de ahí.

– Sí.

Shuu se acercó a la bañera para levantar a la joven y sacarla de allí, mientras los otros dos pedían ayuda.

Para suerte de todos, Nishio y Touka estaban en la cafetería, por lo que llegaron juntos y rápido. Entraron al baño; a ella se le cristalizaron los ojos, dolida ante la escena; él se acercó a la joven.

– ¿Qué hizo? –preguntó mientras la revisaba.

– Tomó pastillas para dormir con vodka –contestó Ayato, enseñando el frasco que aún tenía algunas pastillas y un trozo de botella.

– Maldición –gruñó.

– Estaba consciente aún cuando llegamos –dijo Kaneki.

– Eso es bueno –los miró.– Ayúdenme a levantarla y acercarla al retrete, hay que hacerla vomitar.

Tsukiyama y Ayato sujetaron a la joven, ayudando a Nishio a acercarla al retrete.

– Touka, ven aquí.

La peliazul asintió y se acercó, arrodillándose a un lado.

– Yo sostendré su cabeza, tú mete tus dedos a su garganta para hacerla vomitar.

– D-De acuerdo.

La peliazul hizo lo indicado, mientras el de lentes sostenía la cabeza de la menor; Shuu y el Kirishima menor sujetaban a la joven, para que no cayera al suelo; Kaneki se había acercado para sujetarle el cabello, para que no se marchara ni interfiriera. Tn comenzó a toser, primero levemente, pero luego con violencia; jadeó y comenzó a vomitar, expulsando de su sistema las pastillas y el alcohol que había tragado hacia minutos.

[7:15 am]

Tn tomó aire, despertando e incorporándose, como si despertara de una muerte súbita. Llevó una mano a su garganta, pues esta dolía; tenía la respiración agitada. Observó a su alrededor, notando que estaba en su cuarto; bajo la mirada, viendo que ya no llevaba la misma ropa que antes, ahora vestía con una holgada camiseta blanca y shorts negros, además notó que su cabello estaba sujeto en un moño algo alto.
La puerta se abrió de pronto, eran Ayato, Kaneki y Tsukiyama. La chica tragó saliva nerviosa, sintiendo el dolor en su garganta al hacerlo.

– Esperen, déjenme verla primero –intervino.

Nishio entró al cuarto junto a Touka, y miró a aquellos tres.

– Déjenme un momento, voy a revisar su estado.

– ...Está bien.

Los tres salieron del cuarto, cerrando la puerta. El pelinaranja suspiró mientras acomodaba sus lentes; la chica se acercó rápidamente a la menor.

– Tn –tomó sus manos, sentándose al borde.– ¿Estás bien?

– ¿Cómo te sientes? –preguntó, acercándose.

– Ahm...M-Me duele la garganta.

– Lo siento, eso fue mi culpa –se disculpó la chica.

– ¿Qué? ...Esperen, ¿Qué fue...lo que pasó?

– Kaneki me llamó y Ayato llamó a Touka, nos pidieron ayuda porque dijeron que intentaste suicidarte.

La pelirosa bajó la mirada, encogiéndose de hombros.

– Te hicimos vomitar las pastillas que te tragaste, por eso te duele la garganta. No te preocupes, se te pasará pronto.

– Ya veo...

– ¡¿Por qué hiciste esto?! –regañó, jalándole las mejillas.

– Ngh...Touka-chan... –se quejó.

– ¿Por qué lo hiciste? Nos preocupaste a todos.

– L-Lo siento, yo...Sólo quiero morir, quería hacerlo hace tiempo...y ahora por fin tomé el valor.

– ...Que tonta eres.

– ¿Ah? –lo miró.

– ¿Por qué querrías hacer algo así?

– ...Mis padres y hermano están muertos, mi ex-novio fue un imbécil que me maltrató de todas las formas posibles...estaba sola. A pesar de tener a Ayato, a ustedes y los demás...yo estaba sola... –bajó la mirada.– Yo...quedé muerta por dentro. Hiroaki no me mató físicamente, pero sí por dentro...sólo respiraba, ya no estaba viviendo...Quise acabar con todo lentamente, comiendo toda la comida humana que podía...pero no funcionó, sólo me mareaba, me daban náuseas y me debilitaba, pero no me mataba... –sollozó.– Por eso hice esto. ¡No quiero seguir respirando! ...Sólo quiero irme...con mis padres y mi hermano...

Touka la abrazó con fuerza. Tn abrió los ojos con sorpresa, mientras sus lágrimas corrían. La mayor soltó un sollozo, lo que sorprendió más a la pelirosa.

– T-Tou...ka...chan... –tartamudeó.

– ¡No seas tonta! –regañó.– Nos tienes a nosotros, somos tu familia...Si te sentías tan mal tenías que decirlo, sabías que te ayudaríamos...No dejaré que te mates. Eres como mi hermana menor, Tn...y te protegeré siempre.

– ...

La joven pelirosa apretó los labios y rompió en llanto, correspondiendo al abrazo de la contraria.