Blue Knees 🥀 Ayato/Haise/Shuu 🔞

🥀 18

– Iré a ver.

Tn bajó de la barra y se encaminó a la puerta principal mientras abotonaba su camisa; se detuvo delante de esta, tomó el picaporte y tragó saliva, nerviosa, para luego abrir.

– Señor Osaka... –dijo al ver al hombre de lentes al otro lado de la puerta.

– Tn, buenos días.

– B-Buen día...

– Lamento molestarte, pero... ¿Ayato está por aquí de casualidad?

– Uhm...N-No, él no ha venido aún.

– Ya veo...

– Ah. ¿Sucedió algo?

– No. Sólo quería hablar con él sobre la renta.

– ...

– Supongo que él te dijo algo al respecto, ¿No?

Ella negó con la cabeza.

– ... –suspiró.– Entiendo. Bueno, no importa. Cuando venga, dile que vaya a verme.

– Está bien –asintió.

– Mademoiselle, ¿Quién es? –preguntó Shuu, acercándose a la joven.

Tsukiyama vio al hombre de lentes al otro lado de la puerta y levantó una ceja, mientras aquel lo miraba confuso también.

– ¿Usted es...?

– Masari Osaka.

– Ahm. Shu –lo miró.–, él es el dueño del complejo de apartamentos.

– Oh, ya veo –sonrió.– Gusto en conocerlo, señor Osaka.

– Un placer, ah...

– Soy Shuu Tsukiyama, el-

– Es mi amigo.

– ¿Tsukiyama? –repitió con sorpresa.– Vaya, es un honor.

– Gracias –rió.– ¿Ocurre algo con la renta?

– Ahm. Sí, Tn y su novio me deben dos meses...y en enero se harán tres. Y debo aumentarla el próximo mes debido a que todo ha subido...Ya sabe, economía.

– Lo entiendo, mi padre trabaja con ello –sonrió.– Espere aquí un momento.

– Ah...Claro.

El pelimorado se fue en busca de algo, y regresó a los segundos con una especie de libreta en su mano y un bolígrafo.

– ¿Cuánto es que le deberá Tn, contando enero?

– Ahm...

– Acepta cheques, ¿Verdad?

– ... –sacudió la cabeza.– C-Claro.

– Dígame entonces.

– Ah... ¿Quiere acompañarme a mi oficina? Tengo la hoja de deudas allí.

– Claro –miró a la joven.– Métete adentro, puedes resfriarte. Volveré en seguida.

– Ahm...Está bien, creo...

Tsukiyama sonrió y salió junto a aquel hombre, cerrando la puerta tras de sí.

Tn parpadeó un par de veces, algo confusa.

– ...Bueno, al menos no eran ni Haise ni Ayato... –suspiró aliviada.

A los minutos, el pelimorado regresó al departamento. La chica se levantó rápidamente del sofá.