Capitulo 8

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Despertamos por el timbre que no dejaba de sonar, Alex abandonó la cama rápidamente y fue a abrir la puerta. Al cabo de unos segundos volvió apurado y comenzó a vestirse, lo miro y pregunto - ¿Quién era ? - un bostezo escapa de mí.

- Marco, olvide que lo debía llevar al aeropuerto ¿Me quieres acompañar? - dijo y por un momento dude de mi respuesta pero no teníamos mucho tiempo - Claro - dije me puse ropa cómoda, me lave los dientes y me peine, justo a tiempo para salir a las corridas. Subimos al auto, Marco cargo su maleta y se sentó en los asientos de atrás.

- Julia dejaste tu teléfono anoche en el bar - dijo extendiendo su mano con mi celular.

- Gracias Marco, lo olvidé completamente - me sonroje al recordar la distracción.

- Si la verdad es que ambos se fueron muy apurados anoche, ni saludaron - dijo haciéndole caras a Alex por el espejo retrovisor.

- Teníamos asuntos pendientes - dice Alex y yo solo pongo mis ojos en blanco, vuelvo mi vista a la carretera.

- Entonces ¿cuándo vuelves? - pregunta Alex.

- En dos semanas ¿Vendrás por mi? -

- Por supuesto hermano,  solo llama antes -

- Claro - luego la conversación se direccionó a mí - ¿Julia irás a la cena de fin de año en noviembre? -

- Aún no la invite - interrumpe Alex.

- Pues no creo, quizás para ese entonces ya esté en Argentina - respondí, Alex puso sus ojos en mí y sé que quería hacerme miles de preguntas.

- Bueno, si vuelves espero que vayas - dijo Marco sonriente.

La cara de Alex cambio y continuo el resto del viaje en silencio y serio.

Dejamos a Marco en el aeropuerto y comenzamos el camino de regreso, solo se escuchaba la radio del auto ya que ninguno de los dos tomaba palabra.

- Quiero ir contigo a Argentina - dijo algo al fin.

- ¿Qué? Pero ¿Qué pasará con tu trabajo? -

- Termino de grabar y vamos a Argentina y luego volvemos para la fiesta de fin de año - explica.

- Está bien - respondí, me encanta la idea de estar con Alex en Argentina pero me genera miles de preguntas que no sé sí él podrá responder.

- Sea como sea quiero ir contigo, no faltan muchas semanas y debemos organizarnos - dice ahora más alegre.

- Si, tienes razón. Luego llamaré a mi familia para avisarles. - dije viendo la hora en mi teléfono.

- Y yo avisaré a la producción, mientras tanto ¿Desayunamos algo? -

- Sí por favor, muero de hambre - respondí feliz al saber que comeríamos pronto.

Teníamos la suerte de que hoy era un espectacular día soleado, nos sentamos en las mesas de afuera de un bar y pedimos comida.

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Infinito (Alex Høgh Andersen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora