Infinito (Alex Høgh Andersen)

Capítulo 39

Llegamos a la casa de los padres de Alex y tuve que ayudarlo a subir las escaleras.

Una vez dentro de la habitación comienzo a sacarle la ropa.

- Me gusta el camino que está tomando esto - dice tocando mi cuerpo y besando la piel que me queda descubierta.

- Alex, debes dormir, estás muy ebrio - le digo y comienzo a sacarle la camisa que llevaba, allí veo el cuello de la misma con labial rosado.

- ¿Qué pasa por qué pones esa cara? - me pregunta mirándome aún con deseó, por mi parte sentía como los celos crecían dentro de mí.

- ¿Por qué tienes labial en el cuello de la camisa? - le pregunto y cuando veo con más detalle su cuerpo tiene varias marcas de labial. Recordé lo que Marc me había dicho, pero pareció ser una mentira ya que no había moretones en su rostro ¿A quién le habrá pegado entonces?

- No lo sé ¿No es tuyo? - dice algo nervioso.

- No Alex - me alejo de él y volteó para comenzar a sacar mi ropa, no quiero que me vea llorar y estoy demasiado furiosa como para no hacerlo.

Me pongo un cómodo pijama y un buzo.

- Julia - dice y trata de tocarme, pero me alejo de él.

- Mejor vete a dormir Alex, estoy muy cansada para esto - digo y salgo de la habitación dejándolo solo.

Al bajar las escaleras me encuentro con la luz de la cocina encendida y Aila poniendo una pava con agua a calentar.

- ¿Vino demasiado ebrio? - me pregunta al verme.

- Ebrio e idiota, le encontré labial en el cuello y en la camisa - le digo sentándome sobre la mesada.

- No debe haber hecho nada, está muy enamorado de ti y las mujeres harían cualquier cosa por separarlos - dice preparando las tazas.

- Lo sé, es solo que estoy tan cansada de qué siempre pasé algo - digo y siento que estoy al borde de las lágrimas.

- Ey Julia - dice dejando lo que está haciendo - Tranquila, lo importante es que se aman y ahora tienen que pensar en el pequeño o pequeña que viene en camino -

- Los hombres son unos idiotas - digo y limpio una lágrima que se me escapó.

- Y siempre nos traen problemas - agrega ella haciéndome reír.

Pasamos el resto de la madrugada hablando y riéndonos en el sillón frente al fuego, hasta que nos quedamos dormidas allí.

En la mañana siguiente fue Charlotte la que nos despertó, con esa dulzura de madre que espero tener algún día, nos dijo que vayamos a nuestros cuartos a descansar bien y no lo dudamos ni un segundo.

Entre a la habitación y Alex dormía como una piedra, me acosté a su lado y me quedé plácidamente dormida.

*

- Julia, despierta - la voz del hombre al que amo me saco de mi sueño profundo.

Abro los ojos y lo primero que veo son esos ojos azules que tanto amo.

- Alex ¿Qué sucede? - le pregunto mientras mi cuerpo hace todo el esfuerzo para despertarse.

- Nos están esperando para abrir los regalos, vamos - dice mientras se sentaba en la cama y comenzaba a ponerse la ropa que encontraba por allí.

- Está bien, ahora me levanto - dije dándome un último estirón.

Al bajar nos encontramos con toda la familia reunida, Aila con terrible cara de trasnochada al igual que nosotros dos.