CAPITULO 23

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Los días van pasando y no avanzamos mucho sobre encontrar a Max o a Grek, en Dakota del Norte siguen sin aparecer, las ultimas noticias que tenemos es que se reunieron con la familia Rinaldi aquí en Chicago y después se los tragó la tierra, eso puede significar o que los están ocultando oque están tirados en alguna cuneta.

Don y algunos hermanos de Las Vegas vendrán esta semana a Chicago a reunirse con la familia Rinaldi, sería sospechoso que no lo hicieran cuando ambas partes saben que fue aquí el ultimo sitio que se les vio.

Pink por su parte sigue liándose con la mayor de los dos hermanos, esto va a acabar en un desastre por mucho que ella me lo niegue, se está colgando de la rubia y no lo va a ver venir.

No he vuelto a saber nada de Luka, pero al tener a Pink viéndose con Gia supongo que el único que sale herido es mi ego, imagino que un tío atractivo y con mucha pasta como él le deben de sobrar las barbys rubias.

Por las mañanas y los fines de semana trabajamos a destajo en la cafetería, el sueldo no es ninguna maravilla pero las propinas no están mal, Katy, que es la camarera que conocimos el primer día, se ha cogido el turno de tarde que es menos ajetreado, así que por las mañanas estamos solo nosotras y el cocinero, hay cámaras por todo el local, así que en principio colarnos en el despacho está descartado hasta que sepamos a donde van esas imágenes o como controlar la grabación.

Róta lleva viniendo varias mañanas a desayunar al local haciéndose pasar por una clienta más que disfruta de nuestro wifi gratis en su portátil, está intentando ver como funciona toda la red de cámaras para poder darnos unos minutos de margen y entrar al despacho, por fin el tercer día consigue colarse y todo se pone en marcha.


- Buenos días, soy Chloe y hoy voy a ser su camarera – puedo ver la cara de burla disimulada de Róta al mirarme – qué querría desayunar?.

- Buenos días Chloe, quisiera un café solo, unos huevos revueltos con beicon y un zumo de naranja, a ser posible antes de cinco minutos – y ya se que ese es el tiempo que tengo de margen.

- Muy bien, enseguida se lo traigo – digo asintiendo me doy la vuelta y voy derecha a dejar el mandado en cocina, salgo de la barra y voy de cabeza hacia el despacho, no es nada complicada la cerradura por lo que me hace creer que no vamos a encontrar nada interesante ya que no está bien protegido.

En el escritorio no se ve nada fuera de lugar aunque tampoco se que estoy buscando, conecto el ordenador y dejo que se vaya encendiendo mientras reviso los cajones y los estantes, encuentro la caja fuerte detrás de un cuadro de la familia al más puro estilo Al Capone, nada digital solo una rueda y una manilla, cuando está encendido el ordenador le pongo un pincho con un virus espía para que Róta se pueda colar dentro y sacar toda la información que nos sea útil.

Cuando ya está todo hecho apago el ordenador reviso no dejarme nada atrás y todo tal y como lo encontré, salgo fuera cerrando bien la puerta, voy a por el mandado de Róta y se lo sirvo con la mejor sonrisa que poseo.

- Buen provecho.

- Gracias – dice cerrando su portátil, le da un trago a su café y deja el dinero sobre la mesa saliendo por la puerta un minuto más tarde.

Por la tarde la espera se nos hace insoportable, así que decidimos ir a hacer un poco de ejercicio a un gimnasio al que nos hemos apuntado unos días atrás, no está cerca del apartamento, pero es justo lo que necesitamos, un local cutre con sus sacos, cuerdas, pesas y un par de rings, el barrio en el que está situado no es de los mejores pero no es un problema, ahí podremos ser nosotras, no hace falta tacones, ni maquillajes, ni ropa pija.

LUA   [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora