CAPITULO 4

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Me despierto en mitad de la noche sobresaltada por el cierre de una puerta, no se donde estoy, esta no es mi cama, me voy a levantar pero noto que no llevo ropa, miro al rededor y veo una lámpara pequeña sobre la mesilla, la enciendo y ahora puedo ver que estoy en la habitación de Peck, no recuerdo como llegué a su cama.

Voy a la cómoda y me cojo una camiseta, me la pongo y aunque me llega por debajo del culo y no se me ve nada busco algo más que ponerme,encuentro unos bóxer y no lo dudo, estoy descalza pero eso me da más igual, voy hacia la puerta y la abro, me recibe un pasillo en penumbra, cierro tras de mi y sigo por el pasillo hacia el ruido.

Acabo en el salón que vi al entrar en el club, siguen habiendo hombres por los sillones y la barra, más que cuando entre, también hay mujeres restregándose con algunos de ellos mientras les bailan como si estuvieran en un privado, veo a Peck apoyado en la barra al fondo cerca de la puerta de salida, y ni lo pienso, voy hacia él.

- Hey    muñeca donde vas? - dice uno de los chicos apoyados en  la barra    cogiéndome de la mano y tirando hacia él.
- Déjala    Skunk – veo que dice Peck con mirada de pocos amigos acercándose hacia nosotros y cogiendo mi cintura me arrastra hacia la salida.
- Invítame a un pucho Peck.
- Toma guapa – dice dándome un cigarro y mechero – mejor?.
- Sí, me desperté y no sabía donde estaba, ni como acabe en la cama.
- Ya, te encontré acurrucada bajo el agua de la ducha, estabas inconsciente, te seque lo mejor que pude y te eche a dormir.
- Gracias    – digo mirándole a los ojos – por todo.
- No    pasa nada – dice acariciándome la mejilla apenas con los dedos, con miedo de hacerme daño sobre los morados.
- Estoy bien – digo apoyando mi mejilla sobre su mano – ves no me duele – me restriego un poco más.
- Bien – dice con una sonrisa triste
- Nos sentamos – indico los escalones que dan paso a la casa, agarro su mano y le arrastro junto mía
- Claro.
- Qué pasará ahora Peck? - le miro a los ojos
- Qué quieres saber?.
- Ahora qué, qué voy a hacer?
- Seguir adelante.
- No voy a volver a lo de Jhos – digo mirándole mientras le doy la última calada al cigarro ya consumido – voy a irme de este pueblo.
- Donde tienes pensado?.
- No lo sé, siempre quise conocer el sur, siento que necesito salir de aquí – veo como asiente con la cabeza.
- Y los estudios?
- No sé, pediré un receso o acabar a distancia, no me importa ahora mismo.
- Bien, necesitaras pasta.
- No, tengo unos ahorros, y de todas formas siempre puedo trabajar en algún bar, lo que si voy a necesitar es que me enseñes a montar en moto – digo con una sonrisa y cara de suplica – me gustó montar de paquete antes, supongo que será mucho mejor si la llevo yo.
- Mil veces mejor pequeñaja – me dice con una sonrisa.
- Si llego a saber que sabias conducir te lo hubiera pedido hace tiempo, pero no tenía ni idea.
- Ni yo que a ti te interesara.
- Cuando era pequeña creo recordar haber montado alguna vez de paquete tras una mujer, creo que era la hermana de mi padre pero no estoy segura, era muy pequeña y luego cuando él murió mi madre nos traslado a este pueblo, guardó las cosas de mi padre en un trastero y ahí siguen, creo recordar que había un par de Harleys – veo que me mira con cara de sorpresa - bueno entonces me vas a enseñar??.
- Claro, será un placer, pero primero tendremos que ver como están las motos y ponerlas a punto.
- Sí, llevan un montón de años sin que nadie las toque, supongo que no arrancarán, ni siquiera se si valen algo.
- Vale pues mañana por la mañana a primera hora nos acercamos con la furgoneta y las llevamos al taller.
- Tenemos que pasar primero por mi casa a coger las llaves.
- Bueno pues ya va siendo hora de que te acuestes, que mañana te pienso llamar a primera hora – le miro con cara de susto.
- Estas de coña, no? - se ríe.
- Nooo, tienes que descansar y seguir recuperándote, apenas han pasado unos días  de la agresión y supongo que lo que has hecho hace unas horas aun tienes que procesarlo.
- Lo viste? - pregunto mirándole a los ojos.
- Sí – no dice más, aparto la mirada por que me duele pensar que me verá con otros ojos a los que me veía ayer, pone su mano bajo mi barbilla y me alza la cara para que le vea – no pienses ni por un    momento que te veo de manera diferente, tal vez ya no seas la misma después de todo lo que te ha tocado vivir, pero no pienses que eso te hace peor, estoy feliz de que no te dejaras hundir en el pozo que te metió ese bastardo, es más después de ver lo que le hiciste siento cierto orgullo por como lo afrontaste, si no lo hubieras hecho tú habría sido yo el que hubiera acabado con él, no te haces una idea de lo mucho que me tuve que contener estos días que    pasaste en el hospital.
- Lo peor es que no creo que vaya a tener pesadillas con lo que hice en esa sala, y eso me da mas miedo que nada de lo que haya pasado estos días.
- Lo entiendo, serías una gran Sargento de Armas – ve mi cara de confusión – es el que se encarga de sacar la mierda fuera del club, interrogar y de más.
- Vale, lo pillo, no se si sentirme honrada o insultada por llamarme sádica.
- Honrada por su puesto – dice guiñándome un ojo – es un puesto importante dentro de un club, no vale cualquiera para hacer lo que tú has hecho ahí abajo por mucha deuda que tuviera contigo.
- Ya, no se que me pasó, no era completamente yo, estaba fuera de mi viéndolo todo como una película, no se como explicarte, fue empezar y me desconecte hasta acabar con sus gritos, luego salí y ahí estabas tú.
- No le des mas vueltas, lo hecho hecho está, ahora sí vete a acostar que en unas horas me tienes llamando a la puerta.
- Ok – digo levantándome del escalón, veo que el se queda ahí sentado – y tú no vas a dormir un rato?.
- Voy a echarme un cigarro y ahora iré a dormir.
- La habitación en la que estoy es la tuya, no?.
- Si pero no te preocupes hay más habitaciones libres.
- Vale, pero como lo veas, puedo dormir en el sofá sin problemas.
- No digas tonterías, tal y como estas tienes que descansar.

- Por eso no te preocupes, podría dormir de pie de lo cansada que estoy – digo entrando por la puerta al bar del club.

Todo sigue igual de abarrotado y voy derecha hacia las escaleras que van hacia las habitaciones, esta vez nadie me para ni me dice nada, aunque si noto miradas curiosas tanto de algunos hombres como mujeres, justo cuando voy a empezar a subir me cruzo con el hombre que estuvo con Peck y conmigo en el despacho de Jhos.

- Hola – me dice – te acuerdas de mi?.
- Sí, claro – digo sin saber que más decir, aparto la mirada por que veo que me va a mirar con ojos de lastima y ya estoy harta de que me vean así, levanta la mano y me coge de la barbilla para que alce la    cara y le mire a los ojos, veo como observa todos mis morados de la    cara y el mordisco que tengo en el cuello.
- Poco ha sufrido ese hijo de puta para lo que te hizo.
- Tu crees??, no se me ocurrió nada más que hacerle – me mira como si estuviera sopesando mis palabras.
- Cierto, pero yo lo hubiera mantenido vivo más tiempo.
- Yo solo quería cobrar y salir de su lado.
- Cobrar??.
- Sí, su sangre – digo y con la misma empiezo a subir las escaleras, siento su mirada clavada en mi espalda, pero continuo hasta la habitación de Peck.


- Sí, su sangre – digo y con la misma empiezo a subir las escaleras, siento su mirada clavada en mi espalda, pero continuo hasta la habitación de Peck

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