Veo como se acerca hasta la mesa y observa el instrumental, nunca habría imaginado que el hombre que conocí en el club nocturno, vestido impecable, disfrutaría haciendo daño y manchándose él mismo las manos, pero por lo que veo me equivoqué.
Coge unos alicates y se acerca sentándose sobre el taburete en donde minutos antes estaba sentado mi torturador, veo como acerca el alicate a mi mano y no puedo evitar temblar, aprieto las manos en puños por puro instinto de protección aunque me hago más daño del que esperaba y me sale un agónico gemido, "la hostia, como duele esta mierda", respiro entrecortado lo más hondo que puedo, necesito un segundo para recuperarme.
- Y bien?, cómo te ha ido con mi hombre?.
- Estupendamente, aquí pasando la tarde – digo con una sonrisa socarrona.
- Bien me alegro de que estés disfrutando, por otra parte – dice agarrando una de mis manos – déjame ver el trabajo de mi hombre, prometo no dañarlas más – le miro a los ojos y no se si es verdad lo que me dice, veo que acerca el alicate a la brida que ata mi mano a la silla y la corta, alza mi puño y me mira a los ojos – ábrela!! - doy un salto en mi sitio por culpa de su grito.
- Qué te jodan! - digo entre dientes, intento soltar mi mano de su tacto pero no tengo fuerza suficiente.
- No quieras hacerme enojar muñeca, de verdad que no – le miro con una ceja alzada y sigo sin dar mi brazo a torcer – mierda nena, porque tienes que hacerlo todo tan difícil? - y después de esto abre mi mano sin ningún miramiento haciéndome un daño terrible.
- Joder!!.
Observa el trabajo realizado por su subordinado, dedo por dedo, se gira alzando una mano hasta la mesa cogiendo una botella, quita el tapón con los dientes y vierte parte del contenido sobre mi mano, me muerdo sin ningún cuidado el labio inferior para aguantar el grito que quiere salir desbocado de mi garganta, contengo la respiración todo lo que puedo casi hasta llegar a asfixiarme a mi misma, veo como echa otro chorro de ese puto alcohol sobre la mano otra vez y respiro fuerte por la nariz, me lloran los ojos por los vapores que desprende, se acerca la mano a la cara y sopla las heridas como si fuera una niña pequeña con una pupita a la que un soplido pudiera consolar, cuando se siente satisfecho vuelve a dejar mi mano sobre el reposa brazos, coge el alicate y hace el mismo proceso sobre la otra mano, ya no me resisto, tan solo conseguiría hacerme más daño, me preparo para cuando va a caer el chorro de alcohol sobre las heridas cogiendo aire y mordiendo mi labio, para cuando acaba ya no me quedan fuerzas ni para contestarle, deja mi mano apoyada igual que la otra.
Se que no me está atando las manos para ver hasta donde estoy de hundida, para ver si me quedan fuerzas para pelear y tengo claro que le voy a vender que estoy peor de lo que en verdad me encuentro, si intento ahora algo no iba a llegar muy lejos, aún sigo atada de piernas y con las manos no puedo hacer gran cosa de momento.
Veo como me mira y sonríe.
- Me alegro de que uno de los dos esté disfrutando con todo esto – digo sin poder dejar mi boca cerrada.
- No te mentiré, por mi mente han pasado mil y una cosas que querría hacerte, durante este tiempo en que te he estado buscando he podido pensar en un montón de formas en las que hacerte sufrir, hacer que te postres ante mi, pero ahora que te tengo casi a ese nivel, no me resulta tan satisfactorio como me imaginaba.
- Siento no cumplir tus expectativas, realmente me importa más bien poco si te soy sincera.
- Jajajajaja – se carcajea a pleno pulmón – ves a esto me refiero, no puedes evitar ser una bocazas, habrá que ver si para cuando acabe contigo tienes tantas ganas de seguir contestando o te quedarás más bien callada – dice poniéndose en pie, se gira y sale por la puerta dejándola abierta, miro a mi alrededor y veo una cámara en uno de los rincones, no hay nadie y se que es una prueba pero si no lo intento no podría dormir conmigo misma.
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LUA [EN EDICIÓN]
RastgeleSe apoyó en la puerta según la cerró. Hizo una mochila con lo imprescindible, unas mudas, gafas de sol, un buen fajo de efectivo, no quería a nadie detrás suyo, sería como un fantasma, y se dirigió hacia la salida. Según se acercaba a su moto se le...