«Todas las personas tienen sus penas secretas de las cuales no sabe el mundo.» Anónimo
La tarde avanza y la temperatura comienza a descender. Davis se encuentra sentado en la playa con Annika acurrucada en su pecho y rodeada por sus brazos; las gaviotas se quejan revoloteando por el cielo; el sol alumbra y calienta ligeramente el lugar; el viento sopla contradiciendo a las intenciones del Astro Rey.
En su bolso, el celular de Davis vibra desesperadamente desde que salió del instituto. Cansado, el pelirrojo lo toma entre sus manos para apagarlo, cuando los nombres en la pantalla llaman su atención y se demora unos instantes en ellos pero sin abrir los mensajes.
—Anda, ve —. De pronto, Annika se separa de Davis con un profundo suspiro.
Una gaviota se lanza en picada al agua.
—¿Eh? —pregunta este, confundido por el tono empleado por su novia.
—Que vayas con tus amigos, Daisuke. Sé que son ellos. Seguro es algo importante —cuando se voltea para escupirle esas palabras, por sus adorables ojos café claro salen disparadas algunas chispas fulminantes.
—Oye, no te entiendo —Davis lanza el teléfono a un lado, repentinamente molesto.
Con un rápido movimiento, Annika se pone en pie.
—Estoy cansada, Daisuke. ¡Cansada de que siempre priorices a los demás por sobre nosotros! Si no te importo solo dímelo y ya, ¿sí? Así no debes continuar con esta farsa —grita, provocando que las miradas de algunos transeúntes se desvíen hacia ellos. Algunos incluso detienen su andar, como si se estuviera desarrollando un espectáculo divertidísimo en medio de la playa.
—¡Anni, por favor! —Davis también se pone en pie, y extiende las manos para tomar las de la chica y tratar de tranquilizarla.
Pero ella se aparta con brusquedad.
¿Qué maldita mosca le picó ahora?
—Sé que anoche peleaste con Takeru por Yagami. Dime ¿aun sigues enamorado de ella? —lo acusa, con sus ojos llenos de lágrimas. —¿Después de todo este tiempo, y después de todo lo que te hizo?
—¿Qué? —Davis no entiende nada. ¿Cómo diablos llegó a meter a Hikari en esa discusión? ¿Qué rayos le dijo Takaishi sobre ella para que malinterpretara todo?
—¡No te hagas el tonto, Daisuke! Pensé que tendría la oportunidad de enamorarte si ella no estaba, pero veo que me equivoqué. Ya ha pasado un año desde que se fue, y aun no has podido quitártela de la cabeza.
—¿Pero de qué estás hablando? —exclama verdaderamente confundido el pelirrojo. ¿Un año desde que Kari se fue? Davis no entiende nada de nada de lo que la castaña dice. —Annika yo te quiero, de verdad —. Eso es lo único que tiene claro, y a lo único que puede aferrarse para que Akiyama no se vaya.
Ella lo mira directamente a los ojos, pero la visión del moreno se desdibuja por las lágrimas que brotan incontenibles por cuarta vez en el día. ¿Cómo estar con alguien que la hizo llorar más veces de las que la hizo reír en menos de veinticuatro horas? Al final, su padre tenía razón; Davis no sabe tratar a una mujer.
—Veo que no lo niegas —murmura, agachándose para recoger sus cosas de un manotazo. Una mueca de amargura se le dibuja en el rostro de porcelana. —Rin tenía razón. Sigues enamorado de Yagami. ¡Qué tonta fui! ¡Intenté cambiar, Daisuke! Ser más como ella. Pero parece que no funcionó —. La castaña se lleva las manos al corazón, como si así pudiera juntar todos los pedacitos que han quedado de él.
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La eterna lucha entre la luz y la oscuridad I: El Mundo de las Tinieblas
Fanfiction«La luz cree que viaja más rápido que cualquier otra cosa, pero se equivoca; da lo mismo lo rápido que pueda viajar, porque al final, la luz descubre que la oscuridad ha llegado antes que ella y la está esperando.» Terry Pratchett «¿En dónde estoy...