Capítulo 18: Nada es tan fácil

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«¿Para qué mentir? Tu sonrisa es mi debilidad.» Anónimo


En algún momento, Davis tuvo la leve impresión de que June iba a cambiar de opinión. Pero no. La pelirroja dejó solo a su hermano poco después de que Daisuke, entre evasivas y mentiras, le dijera que Annika se había enojado con él.

Sale de su habitación con la bolsa de hielos derretidos, la mete en el refrigerador y toma una nueva que se coloca presuroso en la mejilla. Se sienta a la mesa, con el desayuno servido amorosamente por su madre ya frío, y come sin ganas. A su espalda, su hermana pasa derecho para lavar los platos, y se pone a tararear a un ritmo erróneo y completamente desafinada, una canción de la estúpida banda del estúpido de Yamato.

«Teenages wolves... qué nombre más estúpido» piensa Daisuke, masticando dolorosamente los panqueques bañados en miel.

—Cuando acabes, lava tus platos —ordena June quitándose el delantal de la cocina y colgándolo en el perchero correspondiente.

La pelirroja se dirige a la puerta. Davis la mira intrigado, pues hasta entonces no se ha percatado de que su hermana está vestida como para salir a algún lado.

—¿Y tú a dónde vas? —le pregunta inquisitivo, con los ojos cafés recorriendo de arriba hacia abajo el cuerpo moreno de June envuelto en trapos cortos de colores llamativos.

—Saldré con mi novio —responde sonriendo de oreja a oreja.

—¿¡QUE QUÉEEE?! —exclama el menor de la familia, levantándose abruptamente de la silla y dando un manotazo a la mesa de madera clara. Pero June, ignorando la reacción exagerada de su hermano, desaparece tras la puerta sin siquiera saludarlo con la mano. —¡JUNE! —Demasiado tarde para reprocharle nada. —¡Bah! Ya es lo suficientemente mayorcita —. Se cruza de brazos, resignado. Echa una última mirada al sitio por el que la chica desapareció, casi suplicando internamente que se trate de una broma y regrese al rato con comida fresca. ¿Cómo es que un ser tan insoportable, infantil y tonto como June tenga una pareja, y a él acaben de romperle? Definitivamente al mundo le pasa algo que lo hace funcionar a la inversa de como venía andando hasta el día que Hikari desapareció. ¿Estarán ambos sucesos relacionados? Davis adopta expresión de concentración, meditando sobre esa posibilidad seriamente.

• • •

Domingo por la mañana. El cielo despejado. La temperatura rondando los veintiún grados. Sora se despereza bajo las sábanas justo en el momento en que su despertador comienza a sonar.

Con un movimiento rápido de mano, lo apaga. Pero no se levanta de inmediato; por el contrario, remolonea un poco en la cama, abrazando un almohadón en forma de corazón, hasta que finalmente, por esas casualidades de la vida, abre un ojo y ve que la manecilla grande del reloj está a punto de llegar al tres.

—Rayos —se queja en un murmullo, pero salta de la cama y se dirige a su clóset, pensando en qué ponerse para ir a visitar a Yamato —. No debí quedarme hasta tan tarde haciendo los deberes.

Pasa ambas piernas por una falda blanca corta. Escoge una camisa celeste con delicados botones perlados para cubrir el resto de su cuerpo, y se calza unas sandalias bajas sin tiras, también celestes. Después se cepilla el cabello con extrema minuciosidad, como si un pequeño error pudiese arruinarlo todo. Y cuando lo encuentra lo suficientemente sedoso y acomodado, deja el cepillo en la mesa de noche y finalmente se retira de su habitación. Pero lejos de dirigirse a la puerta principal, abre un armarito que se encuentra en mitad de camino del pasillo entre la habitación suya y la de su madre, y extrae de él una diminuta cartera blanca.

La eterna lucha entre la luz y la oscuridad I: El Mundo de las TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora