Dangerous Lineages (Linajes Peligrosos)

Capitulo 26

Elijah POV

Todo pasó deprisa. Rhaegar se acercó a mí con la furia brillando en sus ojos levantando con determinación la estaca de roble blanco que sostenía. Iba a matarme y no me importaba. No sentía el miedo recorrer mi cuerpo como hacía unos instantes, era como si todo el miedo y la impotencia de la que era preso se hubiesen esfumado con el ultimo latido del corazón de Hayley. Mi cuerpo y mente, ambos en una asombrosa sincronización, parecían haber entrado en un estado de ensoñación del cual no veía forma posible de escapar.

Mantuve mi vista fija en el cazador a la espera de sentir la daga atravesando mi pecho enviándome a una muerte segura. Sin embargo no sucedió.

Un fuerte golpe se escuchó acompañado de un gruñido y en un abrir y cerrar de ojos Rhaegar se encontraba en el suelo a varios metros de mi siendo atacado por un gran lobo que inmediatamente reconocí como Ethan. Los cazadores a mis espaldas y todo aquel que se encontraba lo bastante cerca para darse cuenta de lo que ocurría desenfundaron toda clase de armas, disparando en contra del lobo que seguía luchando contra Rhaegar.

La serie de aullidos que le siguieron a los disparos fue suficiente para que mi mente respondiera. ¿La manada de Ethan estaba aquí? . La pregunta saltó a mi cabeza obligándome a buscar instintivamente entre la gran multitud de cazadores que se arremolinaba a mi alrededor aquel inconfundible lobo de pelaje blanco. Elise. Ella no podía estar aquí... Rhaegar la mataría en cuanto la tuviera frente a él.

El miedo que antes creía haber perdido regresó a mi con ese pensamiento. Mi cuerpo reaccionó al instante obligándome a mi mismo a ponerme de pie con gran dificultad. Sentí como la sangre brotaba fluidamente de cada una de mis heridas con cada movimiento que hacía. La verbena quemaba debajo de mi piel como si se tratara de ácido, impidiendo que dichas heridas sanaran y por consecuente manteniéndome en un estado de debilidad desesperante.

Mi cuerpo perdió fuerza y caí de rodillas nuevamente con la respiración agitada. Ya había perdido demasiada sangre, mi cuerpo estaba débil y con cada movimiento de mi parte gastaba la única fuerza que me quedaba, fuerza que hasta ahora era la que me mantenía despierto. Contaba con un corto tiempo antes de que mi cuerpo comenzara a secarse hasta dejarme en un estado inútil y a merced de una horda de cazadores dispuestos a matarme en cualquier momento.

No puedo perder a nadie más, No puedo perderla. Me dije a mi mismo intentando concentrarme en lo que pasaba a mi alrededor. Los disparos seguían escuchándose desde todas direcciones pero no podía ubicar a la loba por ningún lado, pero sí pude ubicar a Garrett y a Oliver luchando codo a codo contra un grupo de cazadores que los mantenían rodeados. Ambas manadas estaban aquí, pero aún así no eran suficientes para enfrentar al ejercito de cazadores.

No debieron venir.

Hice un segundo intento logrando ponerme de pie al fin y aprovechando que los cazadores que antes me retenían habían abandonado su posición caminé lentamente hacía a Ethan quien con un aullido de dolor captó mi completa atención. El lobo que antes había estado atacando a Rhaegar ahora se encontraba en el suelo siendo atacado por al menos seis cazadores ya con al menos tres heridas en su costado. Busqué a Rhaegar a la vez que levantaba del suelo una arma corta sin lograr encontrarlo.

Accioné el arma varias veces en contra de los cazadores que atacaban al joven lobo, asesinando de un disparo en la cabeza a cuatro de ellos. Quise accionar el arma una vez más pero esta hizo un leve clic indicándome que el cargador estaba vacío. Solté el arma tomando desprevenidamente por el cuello a uno de los cazadores restantes logrando romperle el cuello cuando hice presión sobre este. El ultimo de ellos puso su atención sobre mí recargando su arma apuntando en mi dirección y sin pensarlo dos veces accionó el gatillo liberando el proyectil. Sin embargo, la bala jamás llegó a mi, si no que había impactado en alguien más que se había interpuesto en su camino y que ahora había acabado con aquel cazador arrancando el corazón de su pecho.