Capitulo 78

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Elijah POV

Muerto en vida.

Nada describía más mi estado en aquel momento. Los días pasaban mientras yo rogaba y rezaba incansablemente aquel ser omnipotente que tanto alababan los humanos que me regresara a Elise. Con mi mano sosteniendo la suya, dormía por cortos momentos soñando que ella por fin abría sus relucientes ojos color esmeralda, solo para volver a la tortuosa realidad de verla postrada en la cama sin ninguna señal de vida más allá de la constante palpitar de su corazón siendo registrado en el monitor.

Sabía lo que el estado de coma significaba. Sabía que las posibilidades de que ella despertara eran exactamente las mismas que tenía de no despertar nunca. Podían pasar, días, meses... incluso años y ella podía o no despertar.

Y eso me volvía loco.

Loco de rabia y de impotencia por no poder hacer absolutamente nada.

Cuando había despertado de mi momentánea muerte a manos de Niklaus con la creencia de que la había perdido para siempre a causa del paro cardiaco sufrido, fue difícil creerle a mi hermano que ella seguía viva. Creí que sus palabras eran solo la forma de contrarrestar mi ataque autodestructivo y mi infalible promesa de acabar con mi propia vida si no la tenía a mi lado.

Fue necesario arrastrarme de nuevo hasta la habitación de Elise para hacerme ver que ella seguía viva... o que su corazón seguía latiendo al menos. El alivio que sentí al escuchar su corazón latiendo con fuerza fue efímero, pues la noticia de su coma me hundió con violencia en un mar de incertidumbre y agonía.

Me culpaba una y otra vez por lo ocurrido pensando que tal vez, solo tal vez, si yo no hubiese abandonado Algiers aquella noche para ir en busca de Freya para buscar una solución a su comportamiento, ella estaría por ahí rondando el bosque liderando de manera hábil a la manada de licántropos que ahora parecían un grupo desordenado y sin rumbo a cargo de un afectado Ethan. El chico era buen líder, tenía todo lo que se necesitaba para liderarlos en... ausencia de ella, pero el estaba tan afectado como yo como para poder lograrlo. Y no lo culpaba.

Todo había sido mi culpa y no había forma de cambiarlo.

Las lágrimas descendieron por mi rostro hasta quedarme nuevamente dormido, siendo presa de mi propia debilidad a falta de alimento que tanto me negaba a dirigir esperando una lenta desecación si bien no me podía matar, al menos podría detener mi agonía por un tiempo. O hasta que ella despertara.

Pero de nuevo, el universo actuó en mi contra despertándome para encontrarme con Elise sin ninguna clase de cambio.

La luz del día iluminando por completo la habitación me daba una idea exacta de la hora que era; medio día. El doctor no tardaría mucho en llegar para la revisión de rutina que recibía día tras día con la intención de mantener monitoreada cualquier anomalía en el funcionamiento de su organismo.

Me levanté de la silla y de manera delicada reacomodé su almohada de manera que su cabeza quedara un poco más levantada. Me acerqué a su rostro y de la misma forma delicada, besé su frente susurrando su nombre, esperando que ella pudiese escucharme al menos.

- Te amo – susurré con un nudo en la garganta sentándome al bordo de la cama– Sé que probablemente no puedas escucharme... - No soporté más y mi voz se rompió en un lastimoso sollozo – No sé que haré sin ti... estoy perdido a la deriva sin ti, mi estrella guía –

Tomé su mano y la sostuve bajo mi mentón.

- Daría lo que fuera por cambiar el pasado. Daría mi vida por ser yo quien estuviera postrado en esta cama y no tú – Besé su mano – No se cuanto tiempo tardarás en despertar... o si al menos lo harás. Y si lo haces, Dios sabe cuánto le he implorado por ello, ten la certeza de que estaré aquí. Justo a tu lado – mi sollozo se trasformó en un suave llanto – Por otro lado, si decides marcharte de este mundo, te aseguro mi amor, que te seguiré a donde sea que nos lleve la muerte. Eso lo prometo –

Dangerous Lineages (Linajes Peligrosos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora