Dangerous Lineages (Linajes Peligrosos)

Capitulo 66

Elise POV

(Tres semanas después)

Nada había mejorado.

Mi situación iba de mal en peor. No podía ver a Elijah a la cara sin sentir la presión de mi mentira agobiarme sin descanso, algo que a él había comenzado a parecerle extraño llegando a tener que consultar a Ethan a mis espaldas, quien poco después de yo finalmente haber accedido a volver al refugio en el Poydras con tal de evitar a Klaus, había arribado alertado por las palabras de Elijah sobre mi preocupante estado.

Todos asumían que mi condición apagada y silenciosa se debía al luto que le guardaba a Emily, cuando no podían estar más equivocados. El error cometido solo había magnificado mi angustia y dolor por la pérdida de alguien tan cercana. Alguien bajo mi mando que jamás debió tener ese final y que cuya muerte había despertado en mi un deseo de venganza que ni siquiera la muerte de mis padres había conseguido despertar.

Culpa, dolor y venganza. No necesitaba más para que todo en mi fuera una peligrosa mezcla volátil, lista para detonar en cualquier momento arrastrando a mi vida un caos cuyo daño colateral sería inconcebible.

Todo ese cúmulo de sentimientos y sobre todo la culpa, habían escalado hasta el punto de afectar de manera considerable mi salud, cosa que nunca antes me había ocurrido de la forma en que me ocurría ahora, y si bien no era algo a lo que le diera demasiada importancia más allá de tratar de controlar mis malestares, Elijah aunque distante, si lo hizo.

Desde nuestro primer día de regreso en el lujoso departamento, Elijah se había mostrado poco dispuesto a abandonar el edificio por lo que inicialmente era un temor a que yo escapara para hacer algo estúpido burlando la seguridad. Poco después ese temor se volvió preocupación por la serie de dolores de cabeza que me obligaron a permanecer en cama por un par de días a causa de un fuerte episodio de estrés.

Durante esas noches, Elijah no abandonaba mi habitación y permanecía a mi lado en completo silencio a pesar de mi insistencia de que me dejara sola, llegando en un par de ocasiones hasta el punto de enfrascarme con él en una pequeña pelea en la cual Elijah, siendo más fuerte que yo, terminó por someterme. Dicho intento por echarlo de mi habitación culminó para mi pesar, con ambos desnudos sobre la cama sin mediar palabra alguna mientras que a mí me carcomía nuevamente la culpa, pues cada beso, cada caricia de su parte imposibles de detener fueron como una puñalada y un vil recordatorio de mi traición.

Los días pasaron y los dolores de cabeza desaparecieron por una semana completa, durante la cual logré sobreponerme un poco antes de recaer nuevamente con otro problema de salud. Mi desorden alimenticio ya presentado desde la muerte de Emily, se volvió más fuerte hasta el punto de no comer casi nada, y cuando extrañamente podía comer la cantidad necesaria de comida, esta terminaba siendo vomitada poco después.

Los dolores de cabeza iban y venían acompañados de constantes mareos que en más de una ocasión terminaron por hacerme trastabillar. Eso fue suficiente para que Elijah me obligara a permanecer en cama por miedo a que fuera a lastimarme o algo parecido, orden que simplemente seguí con la intención de no tener que verlo siguiéndome como si se tratara de mi sombra y para evitar dirigirle por mucho tiempo la palabra alegando querer descansar. Solo de esa forma logré alejarlo de mi por la mayor parte de los días.

Sin embargo, mi salud continuó siendo un completo caos. Mi temperamento era un completo martirio para mí. No podía controlar absolutamente nada. En un momento podía estar furiosa discutiendo con cualquiera y al momento siguiente romper en llanto.

Y estaba harta.

Estaba cansada de todos los problemas que me estaba trayendo ocultarle mi desliz a Elijah, estaba cansada de permanecer presa dentro de esas cuatro paredes siendo atormentada por mis propios pensamientos. Ello fue lo me qué orilló a casi confesar todo en un par de ocasiones, pero al final las consecuencias que ello traería terminaban por frustrar mis desesperados intentos por liberarme de una culpa que me carcomía noche y día, inclusive en mis sueños.