"Un día de lluvia horrible y en un velorio, lleno de gente llorandole a un cajón con el cuerpo de un hijo de puta" pensaba Lola mientras miraba con asco el cajón.
-Lola cambia la cara, al menos disimula. -le dijo Diana, hermana de Lola.
-No me jodas. -respondió Lola.
-Lorenzo era un chico bueno no le hacía daño a nadie, no entiendo como la policía llego a tanto. -dijo la mamá de el difunto, causando que Lola la mire con aun más cara de asco.
Lorenzo, el fallecido, murió tras intentar robarle a una familia de plata, el pibe no era ningún santito, y Lola lo sabía perfectamente, estaba ahí únicamente porque su mamá y su hermana la obligaron a ir para que no se mande cagadas mientras estaba sola.
-Yo no lo puedo creer... -murmuró Lola llamando la atención de los que la escucharon.
-¿Qué no podés creer chiquita? -dijo un familiar de el difunto.
-Lo hipócritas que son todos ustedes. Que están acá ahora, y cuando el necesitaba ayuda no estaba nadie, y aunque yo casi no tenía trato porque la verdad que me parecía un hijo de puta por los inconvenientes que tuvimos, yo sabía perfectamente que el necesitaba ayuda. Y aparté, vos Nanci, que le estas llorando al cajón desde que llegaste, después de que lo bardeaste y lo echaste de tu casa no se cuantas veces, y el pibe termino en la calle. Ni siquiera contaba con la ayuda de su propia madre. Y claro, como para no ser un hijo de puta. -respondió Lola ya sacada por la situación.
-Lola no seas mal educada. -le dijo Diana.
-Sos una irrespetuosa pendeja, tómatela. -dijo uno de los familiares de el fallecido.
Lola corto lazos con ellos desde chiquita, por esa razón ni siquiera los ve como lo que son, su supuesta familia. Sabe la hipocresía que hay entre ellos y lo falsos que son todos, así que prefiere mantenerse lejos.
Ya harta de la energía de mierda que había en ese lugar decidió salir a tomar aire y prenderse un pucho.
Se sento en la vereda mirando hacía la calle mientras encendía su cigarrillo.-¿No te los bancas no? -dijo un chico con pelos de colores llamando la atención de la morocha.
-¿Y a vos qué te parece?. -respondió irónica.
-Yo tampoco me los banco mucho...
-¿Y vos que eras de Lorenzo?.
-Era el hijo del amigo de mi viejo, pero nos conocíamos lo justo y necesario... Lo necesario para darme cuenta que el wachin era un bardo. ¿Y vos?.
-Era mi supuesto primo.
-¿Por qué supuesto?.
-No consideró a esa gente hipócrita como familia.
-Que bardo... Tomas, ¿vos?.
-¿Qué tomó?.
-No -se río- que mi nombre es Tomas, ¿y el tuyo?.
-Loana, para mis amigos Lola.
-Mucho gusto entonces...
-Che Tomás, me voy a dar una vuelta y a prenderme un porro, si me querés acompañar, cheto, si no, no importa. -dijo levantándose y sacudiéndose el pantalón.
-Vamos. -empezaron a caminar y Lola saco un porro de su bolsillo.
-Perdón, no es de egoísta, pero si fumas porro, vas a tener que prenderte uno propio...
-Si, igual tengo... ¿por qué?.
-No comparto hasta que agarró confianza... fumo con amigos o sola.