Caso "El Loco"

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Los dos días después de subir el vídeo de Alejandro.
Mi teléfono no paró de sonar en todo el día.

Solo faltó por llamar el Papa Francisco.

Me llamaron numerosos programas.
Pero todos me ofrecían lo mismo.
Dinero por decirles dónde estaba el loco.
Y yo no iba a aceptar ese trato.
Yo quería un contrato por ejemplo, trabajar...
No vender a esa familia.

En las prácticas para mi sorpresa no me dijeron nada el día después de la entrevista, cuando el vídeo ya se había hecho viral.
Yo creí que Tania me esperaría con la bilis subiéndole por la garganta.
Pero no, incluso estuvo amable conmigo y me pareció bastante sospechoso.

Hasta dos día después de haber colgado el vídeo, que tal como llegué al plató, el coordinador me dijo.

—Tania quiere que subas antes de empezar.

Subí. No pensé en nada malo, dos días después creí que ya podía relajarme.
Llamé a la puerta y asomé la cabeza como hacía siempre.

Tania pidió a sus compañeros que nos dejaran a solas.

En ese momento, sí que me dio mala espina.

—Candela siéntate por favor— hizo un ademán con su mano señalando la silla donde bebía sentarme, su cara me decía que me fuese preparando para el discurso que me iba a montar.

Allí que fui yo a sentarme donde me dijo, esperando que me dijera de todo menos bonita.

—Candela, he visto la entrevista que le has hecho al loco y...—hizo una pequeña pausa como cogiendo aire—. No me puedo creer que me hagas esto.
Te he dado la oportunidad de trabajar codo a codo conmigo, como una profesional más y me has levantado la entrevista.

Me hizo gracia aquel comentario, gracia por decir algo.
¡Mira que decir que he trabajado codo con codo como una más...! No podía creer que se hiciera la victima incluso, vaya cinismo derrochaba la tipa.

—Tania, yo no te he levantado la entrevista—contesté con paciencia, mordiéndome la lengua para no decirle a la cara lo que de verdad había aprendido allí.

—¿¡Ah no!? —gritó—Y me quieres decir entonces ¿¡por qué ese maldito loco no se ha sentado en mi plató y sí en tu puñetero canal!?— dijo gritando, llena de rabia.

—Tania sabes de sobra por qué el loco no ha querido sentarse en tu plató y sí en el mío—dije alzando la voz sin querer llegar a los gritos como hacía ella, que además de gritar me desafiaba con su postura acercándose a mi de pie, inclinándose hacia mí.

—¡Estás acabada muchacha!—se apoyó con sus dos manos en la mesa—. Se te acabó el chollo! ¡Ahora mismo voy a llamar a la universidad a dar las quejas!

—Llama a quien quieras— dije poniéndome de pie para marcharme y sin gritar, al fin y al cabo, me imaginaba que me echarían en cuanto viesen la entrevista, así que me sentía preparada—. Te avisé de que no haría tu entrevista si le hacías aquellas preguntas que solo hacían culpabilizarle más.

—¡ja! Ya sé cómo has conseguido la entrevista— dijo.

—¿Qué estás insinuando?—le dije con voz de incrédula.

—¡Le ofrecimos 1000 euros por la entrevista y no aceptó, solo eran 5 preguntas!.
¡La debes chupar muy bien muchacha!

—No te voy a permitir que sigas por ahí—dije acercándome de nuevo, en realidad me hice la valiente, en ese momento me temblaron las piernas, estaba claro que Tania iba a por mí, así que decidí ser más inteligente de lo que ella tal vez esperaba.

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