El sábado por la mañana estaba en la peluquería donde trabaja Raquel.
Me había hecho un tratamiento de queratina y me había retocado las puntas mientras habíamos hablado largo y tendido sobre Lucas.
—Candela, a lo mejor salgo mal parada en todo esto, pero creo que tengo que vivirlo.
No sé si me entiendes o no, pero...—Más de lo que crees—la miré a los ojos a través del espejo, alguna cosa la decíamos en clave, para que el resto de personas allí presente no se terminaran de enterar.
—¿De verdad?—dijo extrañada porque no siguiera echándole la bronca por no gustarme su novio.
—Sí Raquel, veo que estás feliz, te noto distinta—y era cierto, Raquel otras veces al enamorarse hacía locuras, se enganchaba de una forma a su pareja, que dejaba de pensar por ella misma, pero esta vez, parecía estar más centrada que nunca, tal vez estaba madurando— y a mí lo que me importa es eso, que esté bien.
—Estoy ilusionada Candela—dijo como respuesta a mi comentario.
—Por cierto no he visto a Lucas desde que hablé con él.
—Está trabajando, no te lo había dicho.
—¿¡En dónde!?—aquello era una buena noticia de verdad, parecía que al menos iba a intentar lo que me dijo.
—Está de electricista, con el padre de un amigo suyo, está muy contento ¿sabes?
—Me alegro Raquel, de verdad.
—Dice que va a ahorrar para independizarse, que quiere empezar a sentar cabeza.
—¿Contigo?—le dije sonriente.
Raquel giró para pasar de mi espalda a estar frente a mi, me cogió la mano y me la puso en su pecho.
—Mira Candela como se me acelera el corazón, solo de pensarlo.
Raquel tenía luz en su cara, estaba enamorada de verdad y yo deseaba al 100 por 100, que esta vez le fuese bien, que Lucas cumpliera su parte de persona sensata y dejara atrás todo lo que pudiese traerles problemas.
Al fin y al cabo, no era el primero ni el último que cambiaba de vida, que intentaba ser mejor, que se enamoraba de forma que lo hacía crecer.
Tal vez el padre Don Pascual llevaba razón y Lucas encontraba en Raquel el camino.Hacía un calor ya digno de verano así que iba vestida con un body de tirantes rojo y unos vaqueros rotos un poco anchos.
No me había maquillado, pero Raquel lo hizo en la peluquería.—Con lo guapísima que vas, te pega unos labios rojos, Candi Candi, a juego con la ropa.
Me sentó de nuevo, después de haberle pagado y me maquilló al completo.
La peluquería estaba en el centro de Sevilla, en la Puerta Osario. A un paseo de mi casa.
Pero cuando salí, me encontré por casualidad a Gloria.—¡Candela!
—Hola, qué tal
—¿Has averiguado algo nuevo?—preguntó
—No, lo siento pero no he dado con Aarón.
—¿Tienes prisa?—preguntó.
—Lo cierto es... que no.
—Entonces no puedes rechazar mi invitación.
Estás haciendo mucho por nosotros.
Deja que te invite a algo.—Bueno vale, así charlamos—dije.
—Vale, pero solo cosas de gente normal.
Sin hablar del caso.
ESTÁS LEYENDO
Candela
RomanceAlejandro, El Loco, ha sido puesto en libertad después de 12 años en prisión por un error. Candela, nuestra protagonista y estudiante de periodismo, está dispuesta a poner en marcha un plan para demostrar quién es el verdadero asesino de Fernando Ga...