Llegué a casa el sábado por la mañana después de pasar la noche con Ale, mi abuela no estaba, así que bajé al bar.
—Candela, dichosos los ojos que te ven...—dijo mi madre que justo salía de la cocina a poner una tortilla de patatas en la barra.
—¿No me viste ayer—dije sentándome en el taburete—creí que habíamos desayunado juntas.
Mi padre se acercó a la vez que mi madre decía:—24 horas sin dar señales de vida, mi alma.
—Mandé un WhatsApp.
Papá te lo mandé—me dirigí a él que miraba desde un segundo plano.—Sí me lo mandaste, pero a qué hora Candela.
Desde que te fuiste a la universidad hasta las 12 de la noche que mandaste el WhatsApp.—Pues ya estoy aquí.
Sana y salva—dije con guasa—. ¿Y la abuela, dónde está ?—En la peluquería, la ha llevado María.
Lo sabrías si pararas más por casa.—De qué va esto?—pregunté a mi madre.
—¿Por qué no nos presenta a ese tal Juan con el que andas?—dijo mi padre.
—¿Juan?—repetí extrañada.
—Eso ha dicho tu abuela.
—No es Juan...
—Qué más da el nombre—dijo mi madre—tráelo a casa, esta tarde.
—Mamá por favor...—dije yo mirando al techo.
—Déjate de tonterías Candela—protestó ella—. O va a ser tu novio para pasar la noche contigo y no para tomarse un café.
—Es muy tímido—repliqué.
—¡Qué te lo traigas coño!—dijo mi madre antes de meterse otra vez a la cocina.
—¿Qué pasa?—preguntó mi padre—¿por qué no quieres traerlo?
—Porque no sé si es...para siempre papá.
—¿Y eso quién lo sabe, Candela?
Mira que puede ser que mañana tu madre me deje...—Sí claro, mamá te va a dejar con lo que te quiere.
—Pues eso es lo que vale.
¿Te quiere mi chata?Miré abajo, me había pillado.
En realidad no sabía cómo les iba a sentar que fuera El Loco.
Lo tenía escondido sí.
Eso era.
Ni quería reconocer que era mi novio, ni quería que mis padres supieran que era El Loco.En aquel pensamiento me sentí fatal.
Ale era inocente y esa tenía que ser mi bandera.
No tenía que ocultarlo.
Era una víctima de una malnacida trampa, había sufrido muchísimo y me trataba especialmente bien.—Sí, me quiere papá y se llama Alejandro.
—Pues... luego lo conozco ¿no?—dijo con un tono suave y conciliador.
—Sí. Luego lo conocéis—le confirmé.
Pues lo dicho.
Llamé a Ale y le dije que tenía una cita con mi familia.
Creí que iba a ponerse nervioso, tenso o que iba a poner alguna, excusa o no sé, que iba a mostrar algo de temor, pero no.
"Allí estaré" me dijo.Los nervios fueron para mí.
Me probé medio ropero, ¿una tontería? Pues sí y bien grande porque Ale me había visto ya de todas las formas posibles y mi familia para que hablar.
Parecía que iba a conocer yo a su familia de nerviosa que estaba.
Raquel vino muy temprano, vino sin comer, porque cuando le dije que Ale iba esa tarde a conocer a mi familia dijo: "Yo no me pierdo eso"
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Candela
RomanceAlejandro, El Loco, ha sido puesto en libertad después de 12 años en prisión por un error. Candela, nuestra protagonista y estudiante de periodismo, está dispuesta a poner en marcha un plan para demostrar quién es el verdadero asesino de Fernando Ga...