Perlita

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Los días después de la entrevista, fueron una completa locura.

El día posterior los periodistas se habían acumulado en la puerta de mi casa, cuando vi aquello, levanté mi cabeza, cuello largo y comencé a andar con ellos casi rodeándome y haciendo preguntas.

Deseché la idea de ir a casa de Alejandro, que es dónde iba. Estaba segura de que me perseguirían, así que no subí a mi coche, lo pasé de largo y me fui a la peluquería de Raquel, que fue lo primero que se me ocurrió, desde allí llamé a Alejandro.

-Ale, tengo a unos periodistas encima, me han seguido hasta la peluquería donde trabaja Raquel, no voy a ir a tu casa. No les voy a señalar dónde vives.

-Está bien, quédate ahí, voy yo a buscarte.

-¡No! te seguirán, no te dejaran en paz.

-¿Y qué hacemos morena? ¿Dejamos de vernos? Me da igual que me sigan, lo que no quiero es que te molesten a ti.

-¿Sabes el revuelo que se formará cuando vean que somos pareja?.

Se escuchó una sonrisa o un amago de algo así-Es de lo mejor que puedo presumir, de chica-dijo.

Me quedé allí, tal como me sugirió, por el escaparate de la peluquería se veía que los periodistas se habían quedado allí, esperando en la calle.

-Niña-dijo Raquel hablando muy bajito para que sus clientas no oyesen nada-Ale ¿Qué viene para acá?

Yo asentí, no me gustaba nada aquella situación, no eramos personajes públicos como para tener interés en nosotros y además, ya estaba todo dicho, Ale había culpado a cada uno de los miembros del grupo que tenían formado.

-Siéntate en el gabinete Candela, allí estarás sola y más tranquila-me ofreció Raquel.

Y eso hice, entré en la habitación de estética para buscar algo de tranquilidad, me senté en la camilla, pero dejé la puerta abierta, al rato Alejandro llegó a la peluquería, me di cuenta tal como entró porque las mujeres que habían peinándose cuchichearon en seguida y Raquel lo metió en la habitación del gabinete de estética donde yo le esperaba y cerró la puerta para dejarnos a solas.

-¿Te han visto?-pregunté.

Puso cara irónica y dijo.-Creo que hay más periodistas ahí fuera que cubriendo una noticia de estado.

-¿Qué hacemos?-pregunté

-Salir de la mano y contestar solo a lo que nos interese.

-Ojú Dios mío de mi alma-le di un beso a la medalla de oro de mi Cristo de la Salud que llevaba al cuello como siempre-, Y dónde vamos?

-A tomarnos una cerveza

-Ale, mi alma... que guasa tienes, que no nos van a dejar tranquilos-me quejé.

-Candela, voy a demostrar que no tengo de qué ocultarme como tú me has enseñado, ya te lo he dicho he perdido el miedo y además, mi bruja está conmigo-dijo burlón.

Pues eso hicimos.

Salí de la mano de Ale a la calle, en el minuto 0, los flashes de las fotos se dispararon locamente, los periodistas iban entorpeciendo el paso firme de Alejandro que andaba un paso por delante de mi sin soltar mi mano.

¿yo? mirando a su espalda y él al frente, con la cabeza alta. Las preguntas no tardaron en llegar.

¿Desde cuándo estáis juntos?

¿Qué he visto en un ex convicto?

¿Qué buscamos señalando a tantas personas? y unas cuántas más de idioteces como:

Candela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora