Sentí que alguien se colocaba en el banco de atrás del mío, donde yo, sentada rezaba a mi manera.
Apreté los ojos y respiré profundo antes de girarme, pidiendo que no fuese el tipo que me seguía.
No, no lo era, "paz", eso sentí.
Pero me fijé en que al fondo de la iglesia, o mejor dicho a la entrada, estaban Lucas y Alejandro, ¡Juntos!.
Me miraron, Lucas me hizo un gesto a modo saludo y dio una palmada en la espalda de Alejandro antes de marcharse.
Yo, pues me había quedado perterrita, todo esto estaba empezando a ser muy extraño.
—Candela—mi madre me movió—hija, que parece que estás muerta.
—Hostia, ¿Qué hora es?—dije quedando cegada por un momento al abrir los ojos y notar la luz de la lámpara.
—La hora de levantarte y haz el favor de no hablar así, habla como una señorita.
Me senté en la cama, era todo un sueño.
¿Una señorita? ¿Cómo hablan las señoritas? Creí ser una, por tanto hablan como yo ¿o no?.
—Me cago en la leche—dije al poner los pies en el suelo, hacía mucha calor, calor pegajosa, de la que aunque te duches sudas tal como cierras el grifo.
Aquel sueño había sido bastante raro, vivido, tenía la sensación de que había ocurrido de verdad.
Mientras desayunaba en silencio como hacía siempre, me llegó un audio de Raquel.
Me extrañó por lo temprano que era, charlamos mucho, pero nunca a primera hora. En eso nos parecemos un poco, a ninguna de las dos, le gusta hablar hasta después del desayuno.
Me levanté y con el café en la mano y el móvil en la otra, entré a mi habitación, para escuchar el audio a solas.
—Candi Candi, dice mi Lucas que la calle está despejada, que ha venido un tipo así como calvo y raro. Pero que no te preocupes, que te lo ha espantado.
—No puede ser—susurré y la llamé.
—Raquel no me mola el jueguecito del capo Lucas.
—Mira que tienes mala baba chochete. Pero por lo menos no lo tienes en la puerta de tu casa hija.
—Raquel, es que no, no tiene que meterse en esto.
—Escúchame una cosita Candela mi alma. Sea de tu gusto o no, al menos no está encima de tu familia ¿no?.
Suspiré, llevaba razón en eso, mis padres, mi abuela, mi casa... tenía una sensación de impotencia, de inseguridad, de...
—¿Qué le ha dicho? ¿Ha descubierto quién es?—pregunté.
—No ha soltado prenda Candela. Lucas le ha dicho que qué hacía, que esa calle es suya, que si era policía, o que quería. Y le ha preguntado por ti, con nombre y apellido.
—¿¡Por mí!? así directamente.
—Sí y Lucas le ha dicho que qué quiere de su hermana y entonces el tío ha salido corriendo.
—Joder Raquel, esto no pinta bien.
—Me ha dicho que si quieres te escolta hasta la universidad—abrí mucho los ojos, aquello sonaba a película americana— Y otra cosa, dice que conoce al Loco.
—¿Qué, que lo conoce de qué?.
—Que el loco le vendía droga a su padre. Que en realidad conoce a casi toda su familia, que la madre del loco siguió con la venta de drogas de su hijo y que ella fue quien le dio sus primeros encargos.
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Candela
RomanceAlejandro, El Loco, ha sido puesto en libertad después de 12 años en prisión por un error. Candela, nuestra protagonista y estudiante de periodismo, está dispuesta a poner en marcha un plan para demostrar quién es el verdadero asesino de Fernando Ga...