Sabueso

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Satán tenía bien claro de dónde había venido y cuál era su misión en la tierra. Había venido del paraíso, donde había sido creado por las manos de dios con delicadeza, le había soplado un alma y le había dotado de inteligencia, sabiduría y belleza incomparables al resto de sus semejantes, donde habia tenido autoridad casi a la altura de su creador. Su misión era utilizar a su ejército malévolo para que su hijo destruyera el mundo, y demostrarle a Dios que su creación había resultado mal, porque Adam no sería aquel que les destruyera, el mundo ya estaba en llamas.

Sin embargo, a veces Satán tenía visiones que no tenían explicación. En medio de sueños en noches oscuras, más que sueños, eran como una realidad alternativa, porque tenían constancia y secuencia, era como si estuviera viviendo otra vida, muy distinta a aquella que le había tocado vivir. Se preguntaba si era obra de dios, haciéndole ver qué pudo llegar a ser de haber sido obediente. Aunque, el ser indentico a él, no parecía ser exactamente feliz y tener una vida feliz, lo cual le ponía a pensar que era en realidad aquello que visualizaba (vivía) en horas donde el tiempo parecía detenerse.

Ahí estaba una de esas noches, en medio de un páramo lleno de niebla, estaba rodeado de personajes que había visto antes, cuyos nombres nunca lograba recordar tras volver en sí después de las alucinaciones que generalmente precedían a un sueño profundo; todos estaban asustados, podía sentirlo. Lo extraño de esa ocasión es que él también lo estaba.
Satán había dejado de temer casi a todo cuando había caído, porque no había dolor físico o emocional más grande que pudiera sentir después de aquello y porque tampoco, tenía nada que pudiera perder, perder una gran batalla era lo único que le mantenía existiendo, pero perderla tampoco le provocaba el terror que a un líder militar de una nación en apogeo, tendría, la incógnita retumbaba en su mente mientras su cuerpo reaccionaba al estrés, a la frustración por algo tan lejano que el olvido había convertido en desconocido, ¿por qué tenía miedo?

En la vida que parecía compartir con un sujeto, que no conocía en lo más mínimo, y a la vez más qué a nadie, había una figura insignificante para él que parecía traerle recuerdos sombríos y dolor, algo que Satán habría disfrutado mucho desde el exterior si no tuviera que vivir el mismo sufrimiento, su mente estaba atormentada y por lo tanto la suya también. En ese páramo, la figura volvió a aparecer aunque con un aspecto diferente, más temible, y aunque sabía que no era real, la piel del hombre se erizó, y se dio cuenta de que solo un animal era capaz de reflejar dos personalidades tan distintas, de inspirar confianza, lealtad y terror, y de pasar tan inadvertido ante los ojos ajenos de las personas: un sabueso.

Satán capturó a la perfección la imagen del sabueso que había visto esa noche y le había inspirado tanto terror, se aseguró de plasmarlo a la perfección en un plano entendible para los incompetentes obreros de su bando, que al final, como siempre echaron a perder todo.

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Perro movió la cola al ver a Adam volver de la escuela, no había nada que le hiciera más feliz que ver a su amo. La sensación de haber sido un sabueso infernal en otros tiempos, en otra realidad, había desaparecido por completo.

Fictober Good Omens 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora