Los niños suelen tener pesadillas porque son susceptibles a las impresiones, un evento al que no se dejan enfrentado antes puede causarles un pequeño trauma que su cerebro les recordara mientras están inconscientes disfrutando de sus horas de sueño.
Adam no lo recordaría ( no porque su memoria fuera débil, en realidad era el niño más brillante sobre la faz de la tierra, sino porque su padre había borrado las memorias unos años más tarde), pero en su cumpleaños número cinco, después de la pequeña fiesta de cumpleaños que la señora Young había organizado para su pequeño hijo, donde básicamente los únicos niños presentes habían sido "the them" a quienes acababa de conocer ese verano, mientras caía dormido, la pesadilla comenzó.
Estaba en medio del páramo, estaba oscuro, hacía frío. El niño comenzó dentro de su sueño a caminar sin rumbo aunque algo dentro de él lo guiaba a algún lugar que él desconocía. Al llegar, al instante se detuvo como si se lo hubieran ordenado. Había un agujero con gran profundidad, su interior era más negro que la misma oscuridad y el silencio proveniente del mismo le ensordecia. Y había algo, podía sentirlo, de alguna forma. Estaba solo pero sentía a alguien más ahí, diciéndole que entrara. No parecía ser una buena idea, parecía peligroso.
«Adam» el viento comenzó a susurrar de pronto «Adam». El corazón del niño comenzó a latir con fuerza. La voz, esa voz que le era tan familiar y tan desconocida. La voz susurraba otras cosas que Adam no podía comprender, la idea en general era dominar. Unas manos que eran tan frías que quemaban su piel, surgían de la tierra y lo tocaban como si fuera una figura que fuese digna de admirar, era escalofriante.
Adam comenzó a llorar. Las manos comenzaron a arder en llamas cuando las lágrimas del pequeño las alcanzaba. Deseó que todos aquellos seres demoníacos desaparecieran. Deseó que ese agujero se cerrará y en cambio que un nuevo árbol apareciera, uno fuerte y con muchas ramas para poder colgar un columpio, o quizás hacer una casa del árbol.
En un intervalo de menos de diez segundos, la oscuridad de la.noche se vio desplazada por la danza de las nubes y del sol colándose entre ellas, iluminando todo Tadfield y el mundo. La tierra se contrajo y donde estaba ese gran agujero, un gran árbol surgió. Las voces de fueron y en su lugar, el canto de los pájaros se hizo audible. Adam abrió los ojos, su madre estaba a su lado, arropando lo y limpiando sus lágrimas y acariciando su cabello acairelado (le encantaba el cabello de su hijo aunque no podía encontrar de quién lo habría heredado).
Adam vio el amanecer detrás de la silueta de su madre y su sonrisa volvió a salir. Nada hace más feliz a un niño que encontrar el refugio en los brazos de su madre ante la incertidumbre.
Hubo un decremento del 30% de la población total de demonios esa noche, Satán decidió que su hijo todavía no estaba listo ya que había destruido con su llanto casi a la mitad de su ejército y a uno de los cuarteles más importantes del ejército. Decidió borrar su memoria, dejarlo como una pesadilla sin importancia y esperar a que madurara, los humanos tenían ciclos extraños de vida.
- ¿Ese árbol siempre estuvo ahí? - preguntó la señora Young a su esposo mientras paseaban con Adam esa tarde de domingo.
- No tengo idea.- Adam sonrió, habría un nuevo lugar para sus aventuras.