Sus mejillas eran adorables, sus labios en forma de corazón una locura... y sus hermosos ojitos tenían a Mark cada día más enamorado.
Donghyuck era su perfección hecha realidad.
*caps cortos*
Luego del entrenamiento de basquetbol quedó muy contento con las fotos que le había tomado al menor.
Suspiraba a medida que más veía la foto. Sin duda esa tendría un lugar especial en su pared, junto a las demás fotografías que le tomaba y/o encontraba del moreno.
Era una suerte para él que sus padres nunca entraran a su cuarto, sería probablemente muy extraño si descubriesen el mini altar que él poseía en su recamara.
Y esperaba siguiera siendo así, no quería tener que deshacerse de las fotografías de su Hyuck.
No, claro que no.
Volvió a mirar nuevamente su foto preferida y sonrió.
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Sus cabellos dorados desordenados detrás de la bandana y su boca entreabierta con esa hermosa mirada perdida, lo estaban haciendo desfallecer.
Y sin hablar de sus lindas piernas que estaban flexionadas en una posición un tanto peculiar. No importaba cómo, para Mark seguía siendo una maravilla.
