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Viernes, noviembre 10.

Alisando su camisa un poco nervioso, tocó el timbre.

—Jisung, en serio, no era necesario que vinieras—habló Mark—Creo que Donghyuck lo dijo sólo por ser amable.

La irritabilidad que poseía estaba saliendo a relucir, causando en su medio hermano esa desconfianza que crecía a cada segundo por la actitud del canadiense algunas veces.

—No, está bien, yo quiero ayudarte—respondió, aunque ni él se lo creyese.

Forzando una sonrisa se volteó suspirando con pesadez.

La puerta de la casa del moreno se abrió y ahí se encontraba Donghyuck, sonriente y entusiasmado por el día que tendría con, cómo los llamaba él en su mente, sus nuevos amigos.

—Al fin llegan, comencé a creer que me dejarían plantado.

La sonrisa tonta que Mark nunca podía ocultar si estaba cerca del menor, fue expulsada. Llevando su mano a su nuca algo abochornado.

—Es que Jisung tardó una hora en la ducha—reveló, entrando a la casa—Se emociona si ponen TVXQ.

Dándole un codazo, su medio hermano negó. Si quería una excusa al menos que fuera una creíble como que fue Mark quién tardó en vestirse porque no sabía que ponerse.

—Se te olvida que fuiste tú quien tardó por...—acusó Jisung—Auch.

—En realidad no interesa de quién fue la culpa, ¿verdad?—interrumpió Mark, pisando el pie del menor.

Donghyuck miraba la escena divertido, no entendía en lo absoluto que ocurría entre ambos hermanos, pero le enternecía sus peleas, tal vez era debido a que él jamás tuvo un hermano al cual bromear o con el cual pelear. Probablemente la única persona cercana a ese puesto sería su prima, Yeji.

—¿Subimos?—preguntó Hyuck, tomando la iniciativa para caminar hasta su habitación.

Los dos chicos salieron de su pequeña burbuja con bajos reclamos, y siguieron al moreno que ya tenía todo perfectamente arreglado en su habitación.

Al llegar, Mark notó cómo antes la cama que se encontraba en el medio, pasó a estar en una de las esquinas de la habitación, básicamente una completa remodelación había padecido esa recámara que ahora tenía más espacio para el escritorio y el pequeño puff a un lado.

Mark se preguntaba si se debía al hecho de que ellos estuvieran ahí ese día, pero no iba a emocionarse tan rápido.

—Qué grande es tu habitación, Donghyuck—dijo Jisung, admirando el lugar.

—Supongo que como moví algunas cosas ahora hay más espacio, pero no es tan grande ¿verdad, Mark?

Tensándose, observó cómo la filosa mirada de su hermano lo penetraba. Porque claro, Jisung no tenía idea que un día él había andado de chismoso y había entrado a la habitación de Hyuck.

—Sí, sí, se ve más grande, qué buen cambio—halago rápidamente, con la esperanza que cambiarán de tema antes de que Jisung se pusiera preguntón—¿Ya jugamos?

Ante eso, Donghyuck lo miró muy serio. Con neutralidad se acercó al canadiense que lo observaba nervioso por su aproximación, tragó un poco de saliva cuando los centimetros que los separaban eran escasos.

Donghyuck sujetó sus hombros y frunciendo ambas cejas habló con seriedad.

—¿Estás listo para entrar a un mundo de vicio y desesperación sin control?

Sintiendo el aliento del menor golpear contra su rostro, las hormigas imaginarias por su organismo no se hicieron esperar. Paralizando cada vello de su cuerpo y temblando ante su tacto.

—Sí, estoy listo.

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Donghyuck's Stalker «MarkHyuck»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora