034

1.8K 284 66
                                    

Lunes, noviembre 7.

Eran las tres y treinta y cinco con diecinueve segundos. Nada.

Después de media hora y aún los chicos no salían de la habitación de Jisung, esa ansiedad que poseía dentro de sí iba a estallar si al menos Donghyuck no bajaba a tomar agua.

Quería verle, tener un encuentro casual aunque sea. Decirle, "Oh, ¿quieres que te sirva? El agua de mi casa es la mejor" ¡Algo!

Pero la realidad era otra, Jisung había insistido en que tuviesen sus clases a solas en el escritorio de sus habitación para evitar interrupciones. Ya no era como hace años donde ambos se sentaban en la mesa de su casa a estudiar.

No mentiría, se moría de ganas por ver al chico con sus lentes y su voz un poco ronca y suave, explicar ejercicios de matemáticas. Desde que se enteró que volvería a dar clases en su casa, es en lo único que podía pensar.

—¿Por qué no metes la jarra en la nevera, Mark? Se va a calentar el agua—dijo su madre, entrando a la cocina.

Despabilándose, soltó el aire retenido y la llevó a la nevera para que enfriase. Era inútil, tendría que esperar a cuando Donghyuck se fuese para verlo.

Subió a su habitación, pasando ligeramente su vista a la puerta contraria, la de Jisung. Su debate mental lo mantuvo más tiempo del necesario ahí parado, y es que, ¿cuan malo sería si verificase que su hermano realmente estuviera aprendiendo?

Tomando la perilla, se adentró. Observando los dos pares de ojos sobre él que lo miraban con desconcierto.

—¿Ya es la hora de irme?—cuestionó Donghyuck, viendo su reloj.

—Oh, no, no es eso—se apresuró, enfrentando el entrecejo de Jisung fruncido—Sólo quería ver cómo iban.

—Estamos bastante bien, ¿ahora podrías largarte?—intervino Jisung, no se comía ese cuento de su hermano.

Mark entrecerró los ojos, haciendo una mueca de desagrado hacia él, a lo que Jisung rodó la vista, moviéndose así con su silla giratoria hacia atrás.

—No le hagas caso, Mark—habló Hyuck, soltando el lápiz que había tenido jugueteando en su mano—Jisung está progresando bastante, creo que de aquí a veinte años lo logrará.

Girándose indignado, el rubio les sacó la lengua por la broma anterior, que cómo efecto, había logrado altas risas del canadiense y otras más bajas de Donghyuck.

—Ay, el pollito aún no entiende—secundó Mark, acariciando su cabeza.

De un manotazo, quitó la mano del mayor. Haciendo señas para que saliera de su habitación.

—Oye Mark, ¿recuerdas que te dije que te ayudaría a aprender a jugar Legue of Legends?

Inclinándose más hacia el menor, Mark sonrió contento de que lo recordara, desde que Hyuck le había sugerido ayudarlo, la idea de tenerlo como tutor rondo su mente en más de una ocasión. Sentía cómo el rubor llegaba a su cara y con rapidez llevo una mano a su boca.

—¿Desde cuándo te gusta ese juego?—preguntó Jisung, perspicaz—¿Si sabes que yo lo juego o no?

Ahora no, por favor.

—Genial, podremos enseñarle entre los dos—Donghyuck levantó ambas manos alegre.

La sonrisa que antes poseía Mark, se había deformado a una fea mueca.

—Sí, genial...

Donghyuck's Stalker «MarkHyuck»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora