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Domingo, 29 de febrero

Una hora más y pronto el menor saldría por aquella puerta. Bostezó aburrido.

Mark no podía esperar por ver al menor nuevamente, entre exámenes, tareas y demás -que si eran reales esta vez- no había podido contactar mucho a Hyuck. Lo extrañaba.

Había tomado la decisión, esta semana lo haría, le diría a Hyuck cómo se siente, y está vez si lo escucharía.

(...)

Después de pasar la siguiente hora viendo videos en su teléfono, escuchó unos sonoros pasos desde las escaleras. Era él.

Se levantó del sofá y puso su total atención al sujeto culpable del ruido.

—Hola... bueno, en realidad adiós porque ya te vas y...—Mark tragó saliva negando—lo que quiero decir es, ¿qué tal estás? Llevaba días sin verte.

Donghyuck afianzó el agarre a su mochila, llevando su peso de adelante a atrás en un dulce balanceo—Estoy bien, no he hecho mucho últimamente—Meditó—Bueno, claro. Salvó aquella vez que salí con unos amigos por bulgogi—sonrió al recordar.

—Yo amo el bulgogi, ¿quién no ama el bulgogi? ojalá Jungwoo no fuese la persona más glotona del mundo... si es posible se come hasta lo tuyo. Ese chico es un agujero negro, yo en cambio tendría que estar a dieta lo que resta de mes.

Ambos rieron pero rápidamente el menor negó.

—Tú luces bien como sea, Mark. No necesitas eso, no es sano.

Los labios de Mark en un reflejo se aplastaron uno contra otro intentando frenar la sonrisa involuntaria, mientras el aleteó en su pecho comenzó a ser cada vez más fuerte.

Podría haberse acostumbrado al hecho de que Hyuck lo considere su amigo y hablar más a menudo con él, pero los nervios y constantes sonrojos seguirían existiendo sin importar cuánto conviva con el moreno, porque su corazón sólo parecía reaccionar si de él se trataba.

Y, a veces secretamente, también esperaba que alguna vez eso fuera mutuo.

Donghyuck's Stalker «MarkHyuck»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora