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Domingo, diciembre 31.

Notó el relucir de la blanca porcelana bajo sus manos y sonrió para sí mismo mientras la guardaba.

—El último plato—verificó su reloj. Cinco con treinta y tres—Terminé a tiempo.

Dejó el trapo de cocina a un lado y corrió hasta la sala donde sus padres se hallaban. Miró a ambos concentrados en alguna serie con la que juntos se habían obsesionado y rodó los ojos al notar que ninguno le prestaba interés, incluso después de haber carraspeado.

Buscando captar su atención se atravesó entre la tele y ellos, haciendo un puchero en su recorrido.

—Pregúntale de una vez que quiere para poder mirar mi novela, por favor—dijo su madre en súplica a su esposo que no ameritó de hablar para que el chico respondiera.

—Ya limpié, ordené y arreglé toda la casa—infló su pecho de orgullo.

Oh, todo lo que hacía para obtener un permiso.

—Me alegra querido, hiciste tus oficios.

—Y los de Jisung—entrecerró los ojos en dirección al nombrado y este simplemente le sacó la lengua. Mocoso malagradecido.

—No te debes engañar, mami. Sólo quiere ir a la fiesta a la que nos invitaron.

Malagradecido y soplón.

—Ya cállate, Jisung. No estoy hablando contigo—ahora el canadiense le sacó la lengua.

—Mark ese tono—advirtió su madre.

—Perdón, mami.

Notando la señora que ninguno de sus dos hijos diría algo más, pero que de todas formas el mayor le impediría ver su serie, suspiró en rendición.

—¿Dónde es la dichosa fiesta?

(...)

12:36 a. m.

¿Quién decía que no podían llegar luego de año nuevo? Después de todo habían podido asistir a ambas reuniones. Las de sus padres y esa.

—Hyuckkie, son Mark y Jisung.

Tras la llegada de ambos hermanos, Donghyuck corrió hasta la entrada a tropezones, pero luciendo ante el canadiense como el chico más apuesto del lugar. Tampoco se iba a mentir, su Donghyuck podía usar un costal de papas e igual se vería divino.

Sintió el codazo de su hermano y salió de su ensoñación rápidamente. Donghyuck esperaba por una respuesta pero Mark no comprendía en qué momento si acaso el moreno le había hablado.

—Sí... ¿no? Sí. ¿Me repites la pregunta?

Jisung rodó los ojos—Feliz año a ti también, Donghyuck, y claro que nos encantaría conocer a tus primos.

Oh...

Sin esperar por más siguieron al dueño de la casa, dejando a la señora atrás quien seguramente seguiría atendiendo a los demás invitados.

El jardín de la casa era lo suficientemente grande como para poseer diversas mesas y puff para los invitados, por lo que, podía ver fácilmente al grupo de jóvenes en círculo, casi como si estuvieran practicando un ritual. Algo tenebroso si Mark se lo replanteaba.

—¡Makkurie! Al fin viniste. Feliz año, tontito—Yeji se levantó tan pronto como pudo de su silla, caminando inestable por la grama.

Ya estaba ebria.

Correspondió al abrazo completamente inusual pero intentando ser comprensivo por su estado. La chica mantuvo su cabeza recostada en su hombro, por lo que al canadiense no le quedó de otra más que sostenerla para que no cayese en la tierra y arruinase su lindo vestido.

—Puedo notar que ya comenzaron con el alcohol.

—Oh, eso—evidenció Hyuck—Sí, Yeji se lo tomó como agua.

Hizo una mueca de desaprobación a su prima y tomó el otro brazo de la chica para ayudar con el peso.

—Mark, llévame a la cama—balbuceó.

Escuchando la entrecortada pero clara exigencia de Yeji, el mayor del lugar se levantó de la silla donde reposaba. Las mejillas de Mark ardían a fuego vivo, pero luego se preocuparía por eso.

—Dámela Dongs, la llevaré a dormir—acotó, el chico delgado de cabello blanco que tomaba su vaso de whiskey tranquilamente—Un gusto. Taeyong.

—U-un gusto, yo soy Mark y él es Jisung.

El mayor los miró unos minutos más con esa expresión de aburrimiento que parecía caracterizarlo, levantó una ceja y se encogió de hombro.

—¿Cuál de los dos me ayudará a llevarla a la habitación? ¿Mark?

—Yo... soy de huesos débiles, pero Jisung encantado de ayudar ¿verdad?

Inmediatamente las mejillas del nombrado se inflaron molesto, queriendo negar pero siendo demasiado tarde cuando Taeyong echó a la chica entre sus manos.

—Perfecto. Yo sostendré este brazo, deprisa.

Mark reprimió su risa tanto como pudo, sintiéndose curioso cuando de repente notó a su hermano más rojo de lo normal.

—Y ahí esta—habló el moreno, captando su atención—Mi primo más cool entre todos.

Donghyuck lo miraba con cierto brillo de admiración, esperando que el peliblanco volviese para que Mark lo conociera.

—No lo dudo, su aspecto me dio esa vibra—recordó los miles de piercings que le vio al voltear y suspiró. Wow.

—Puede parecer algo frío, pero créeme, es muy gentil. Estoy seguro que ya le agradas.

Quería refutar alegando de cómo sería eso posible si sólo lo vio veinte segundos, sin embargo; la tierna sonrisa del menor lo hizo asentir.

—Él también me agradó mucho. Ya quiero conocerlo.

Hyuck asintió vehemente y jaló de su mano para que tomase asiento.

—¿Quieres un trago?

Lo escuchó, por supuesto que lo hizo, ¿pero cómo podía afirmar si la mano suave de su amado seguía sosteniéndolo con extrema calidez?

Y entonces le sonrió. Era hombre muerto.

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xfa laven su carita y manitos, quédense en casa y cuídense mucho. Los quiero ❤️

-Valuvs

Donghyuck's Stalker «MarkHyuck»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora