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Miércoles, septiembre 21.

—¡Mark! Ya para con eso—llamó su amigo a su lado—Comienzo a creer que tienes un problema.

Cómo de costumbre, Mark lo ignoro.

Su amigo, Jungwoo, ya estaba harto de la monótona rutina del canadiense.

Porque de eso se basaba su día a día. Observar al chico de grado inferior.

—Sólo quiero ver que le dice a esa chica. Espera.

Su amigo suspiro.

—¡Tengo hambree!—aquejó, halando del hombro de Mark. Él lo ignoró nuevamente—Si no te paras de una vez llamaré a tu madre para que hable con un psicólogo.

En cuanto las palabras fueron audibles para Mark, salió de su escondite.

—Bien, vamos a comer—dijo, de mala gana.

Jungwoo había dado en el punto débil del menor. Su madre.

Con una sonrisa, el rubio halo de la mano a Mark. Adentrándose a la cafetería de una buena vez.

Mark seguía sintiéndose impotente. A pesar de que sabía que la chica junto al moreno no era más que su mejor amiga, no se sentía seguro.

Y no se sentía seguro porque sabía del enamoramiento de la joven. Aún no entendía como Donghyuck no lo notaba. Era obvio.

Demasiado obvio.

Donghyuck's Stalker «MarkHyuck»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora