8. Fan número uno

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— ¿I-ir contigo? —Susurré con voz tímida, sintiéndome como en un sueño.

— Pero... estabas dibujando ¿verdad? Lo siento, solo te estoy interrumpiendo.

— ¡No, claro que no! —Alcé la voz sin darme cuenta a causa de los nervios—Suena divertido, iré contigo.

Me mostró una enternecida sonrisa cuando acepté, su sonrisa iluminaba todo mi mundo ¿Cómo no querer ir con él?

Una vez llegamos a Shibuya entramos a ver diferentes cuartos de ensayos, pero ninguno convencía a Hyakkimaru. Así pasamos una hora, y aunque pudiera sonar como algo fastidioso no me importó, su compañía era lo suficientemente agradable para mí como para ignorar lo demás. De pronto, Hyakkimaru se detuvo y se quedó mirando con suma atención un pequeño edificio frente a él.

— Esos cuartos de ensayos... Sería bueno poder rentar uno de los que están en ese edificio.

— ¿Si? ¿Qué tienen de especial?

— Sus instalaciones son cómodas y su equipo de sonido es de muy buena calidad. Muchas bandas locales que luego se hicieron famosas usaron estas salas de ensayo. Sería un sueño hecho realidad poder tocar ahí.

— ¡Entonces debes rentarla!

— No es tan sencillo... La renta es muy cara, está fuera de mi presupuesto.

Confesó Hyakkimaru con tristeza, bajando su mirada con decepción. No soportaba verlo de esa manera, debía haber algo que se pudiera hacer para que tocaran en esas instalaciones tan importantes para él. No podía darse por vencido tan fácilmente, con este firme pensamiento me surgió una idea de repente.

— Vamos, lograremos que rentes uno de esos cuartos tan famosos. —Lo animé con una enorme sonrisa y comencé a caminar rumbo al edificio.

— ¿Qué? ¿Pero cómo?

— Hablaré con el dueño de estos cuartos de ensayos para que nos dejen rentar uno a mitad de precio.

— No... ¡Espera, Dororo!

Dororo era muy terca e impulsiva, entre más convivía con ella, más me daba cuenta de eso, aunque eso no es como si fuera algo malo, en realidad

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Dororo era muy terca e impulsiva, entre más convivía con ella, más me daba cuenta de eso, aunque eso no es como si fuera algo malo, en realidad. Por más que intenté detenerla no me escuchó y entró al edificio. Exigió hablar con el dueño y obviamente no fue posible al no tener una cita con él.

— Somos sus clientes, así que tenemos el derecho a verlo. —Continuó Dororo con rudeza.

— Dororo, no puede vernos sin una cita. —Insistí—. Buscaremos otro cuarto, por eso...

— ¡No! —Me gritó, no pude evitar mirarla con asombro, era la primera vez que lo hacía—Hyakkimaru, no puedes darte por vencido tan fácilmente. Seguiremos insistiendo hasta verlo.

— Señorita, entienda por favor, el Sr. Takenori no puede ver a nadie sin una cita. —Señaló la recepcionista, comenzando a fastidiarse.

— Pues si está ocupado, entonces esperaré a que esté libre para hablar con él. No pienso moverme de aquí hasta que me vea.

Las notas de mi corazón [Dororo AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora