Al día siguiente me dirigí corriendo a la veterinaria. Hyakkimaru me envió un mensaje a mi móvil informándome que su madre ya había revisado al gatito y que él estaría a las cuatro de la tarde en la veterinaria por si quería ir a ver al minino. Por supuesto iba a ir, quería ver a Hyakkimaru... Es decir, no solo verlo a él, claro que no, también quería ver al gatito de nuevo.
Entré con algo de timidez a la pequeña veterinaria. Era un lugar muy limpio y agradable, de inmediato se sentía una atmosfera muy relajada en cuanto ingresabas a ese lugar. Había algunos dueños con sus mascotas esperando por ser atendidos, motivo por el cual me senté a esperar.
Miré minuciosamente todo el recibidor, tenían en exhibición algunos artículos para mascotas a la venta, tales como collares, croquetas, juguetes, champús entre otros. En una esquina de la habitación había un gran marco que al instante llamó mi atención y me dirigí a verlo.
En este marco había fotografías de diversos animales a los cuales la doctora había ayudado o rescatado. En verdad eran muchas, algunas incluso tenían unos lindos agradecimientos como: "La Dra. Nui me curó mi patita" "Gracias a que la Dra. Nui me rescató de la calle pude conocer a papá y mamá" "La Dra. Nui me operó de urgencia y gracias a eso sigo aquí".
Una dulce sonrisa se dibujó en mi rostro al ver eso. Tal parecía que la madre de Hyakkimaru era una veterinaria sumamente comprometida con su trabajo y sus pacientes. Esas fotos de todos los dueños felices con sus mascotas me demostraban que la Dra. Nui era una mujer con un gran corazón, ahora podía entender porque Hyakkimaru también era un joven tan amable y bondadoso.
— Pequeña Dororo...
Escuché una suave voz a mis espaldas mientras seguía mirando el marco con las fotografías. Mi corazón se detuvo por un momento ya que había una sola persona que me decía así. Me giré rápidamente y me sonrojé al ver a Hyakkimaru frente a mí, dedicándome una amigable sonrisa.
— ¡Hola Hyakkimaru! Vine a ver al paciente.
Exclamé con una fuerte y animosa voz, demostrándole una enorme sonrisa.
— Claro, ven, acompáñame.
Hyakkimaru me condujo a una habitación en la parte de atrás en donde había diversas jaulas, algunas estaban vacías y otras tenían a perros o gatos recibiendo tratamientos. En una jaula de la parte de abajo se encontraba nuestro pequeño amigo negro. El minino estaba recostado, observando con atención a su alrededor.
— Hola pequeño ¿cómo estás?
Lo saludé con dulzura, agachándome para poder verlo mejor. En cuanto escuchó mi voz el pequeño gato comenzó a maullar y se acercó a la puerta de la jaula.
— Tú debes ser la pequeña Dororo ¿verdad?
Dijo alguien de repente a un lado de mí. Cuando me levanté me encontré con una hermosa mujer de cabello largo azabache, la cual utilizaba una bata médica con dibujos de huellitas de perro impresas en ella. Tenía unos pequeños pero elegantes ojos color café claro, casi rojizos, unos bellos ojos color caramelo. No había duda, era la Dra. Nui, la madre de Hyakkimaru.
— ¡A-así es! ¡Yo soy la pequeña Dororo! Es decir... Soy Dororo Akiyama.
No puede ser, otra vez había dicho algo vergonzoso. Conocer a la madre de Hyakkimaru me puso mortalmente nerviosa, otra vez estaba haciendo cosas extrañas por su culpa.
— Mucho gusto, yo soy Nui Daigo. —Me mostró una amable sonrisa y me tendió la mano—. Soy la doctora a cargo de esta veterinaria y madre de Hyakkimaru.
— Mucho gusto. —Me las arreglé para hacer los nervios a un lado y corresponder su saludo—. Dra. Nui, muchas gracias por ayudar al gatito.
— No, al contrario. Muchas gracias a ti por ayudar a este pequeño. Hyakkimaru me contó que te esforzaste mucho por ganarte su confianza para hacerlo salir de su escondite y traerlo aquí.
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Las notas de mi corazón [Dororo AU]
FanficDororo es una jovencita que ha quedado huérfana a sus cortos trece años de edad. Sin más apoyo que el de su querida prima Mio, decide mudarse a Tokio con ella. Tras este gran cambio, el mundo gris y plano de Dororo comienza a llenarse de color de nu...