— El evento de caridad que organizó mi compañía fue todo un éxito, pero... ¿¡quieren decirme que mierda significa esto!?
Lleno de furia nuestro padre golpeó con su puño cerrado el escritorio frente a él, dejando una fotografía sobre su superficie brillante y pulida. Mi hermano mayor se acercó con indiferencia para verla, yo por mi parte lo hice con inseguridad. La foto era de la presentación de Rainbow Tears durante el evento.
Ninguno de los dos fue capaz de responder al vernos descubiertos. Me sentí incapaz de mirar a mi padre a los ojos al imaginar el regaño ejemplar que nos esperaba, por lo cual dirigí la vista con disimulo hacia mi hermano. Hyakkimaru por el contrario le sostenía una mirada fría y desafiante. Tuve un pequeño sobresalto al escuchar como seguía gritando:
— Muchos de mis trabajadores los reconocieron, todo el día de hoy no dejé de recibir comentarios estúpidos acerca de su presentación ¿¡Tienen idea de la vergüenza que me hicieron pasar!? ¡¡Ahora todos saben que mis hijos quieren ser unos músicos vagos buenos para nada!!
Cerré los ojos y apreté mis puños a los costados al ver como mi padre tomaba un portarretratos y lo lanzaba a la pared iracundo. Ante el impacto el vidrio de este objeto se estrelló y cayó al suelo hecho añicos. Me avergüenza admitirlo, pero mi padre me aterraba, junté toda la fuerza que me era posible para no comenzar a temblar mientras seguía vociferando sus insultos envenenados.
— ¡¡Los hijos del poderoso y respetado Kagemitsu Daigo tocando esos jodidos instrumentos inútiles enfrente de todos!! ¡¡Es inaceptable!! ¡¡Es inconcebible!! Escúchenme bien, malnacidos buenos para nada... A partir de hoy queda estrictamente prohibido que toquen de nuevo, ni siquiera quiero ver esos malditos instrumentos en la casa ¡les diré a todos los sirvientes que los rompan y los tiren en cuanto los vean! ¡¿Me entendieron!? ¿¡Queda claro!?
Padre dejó su escritorio para acercarse de manera amenazante, se detuvo a solo centímetros de nosotros mirándonos con un profundo odio ¿Cómo era posible que un padre mirara de esa forma a sus hijos?
No, estaba equivocado, conforme pasaron los años nos dimos cuenta de una verdad dolorosa, tal vez para él en realidad nunca fuimos sus hijos. Solo éramos esas cosas que habían salido sin querer de mamá por acostarse con ella sin usar protección, si, seguramente padre nos miraba de esa manera.
Completamente nervioso, estaba a punto de responderle a padre que íbamos a obedecerlo para ya no agravar más la situación cuando fue mi hermano mayor el que habló. Lo hizo en un tono soberbio y despectivo:
— ¿Qué opinaron tus trabajadores? ¿Qué dijeron en tu compañía? ¿Les gustó nuestro sonido? ¿Creen que somos buenos? Estoy seguro que así fue, estoy seguro que amaron nuestra música. Esta solo será la primera de muchas presentaciones más, Kagemitsu...
Me volví de inmediato a ver a mi hermano sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. Hyakkimaru le mostraba una sonrisa presumida. Siempre había sido así, mi hermano mayor era el único en esa casa que no le temía a ese demonio que siempre vestía elegantes trajes negros. Aunque, pensándolo bien, lo correcto más bien era decir que era el único que sabía cómo ocultar su temor y enfrentarlo, incluso al punto de atreverse a llamarlo por su nombre en más de una ocasión.
Bajé la mirada y observé como las manos cerradas en puños de mi hermano temblaban ligeramente, él también se sentía aterrado, pero la pasión que sentía por la música, y el odio que tenía hacia nuestro padre superaba su miedo.
— ¡¡Insolente!! ¿¡Cómo te atreves!?
Hyakkimaru cerró sus ojos preparándose para recibir un nuevo golpe en su rostro cuando en un acto que me sorprendió a mí mismo, alcé la voz para detenerlo:
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Las notas de mi corazón [Dororo AU]
Hayran KurguDororo es una jovencita que ha quedado huérfana a sus cortos trece años de edad. Sin más apoyo que el de su querida prima Mio, decide mudarse a Tokio con ella. Tras este gran cambio, el mundo gris y plano de Dororo comienza a llenarse de color de nu...