5. Cangrejo

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Dos días después de conocerlo, Hyakkimaru regresó al departamento. Al llegar de la escuela me lo encontré exactamente en la misma posición que la primera vez, estaba recostado en el suelo, tratando de sacar al gato de abajo del calentón.

— Aun se niega a salir ¿verdad?

Al escuchar mi voz Hyakkimaru se sobresaltó un poco, y debido a lo rápido que intentó ponerse de pie no calculó bien el espacio dándose un ligero golpe en la cabeza con una de las orillas del calentón.

— Auch... Hola, Dororo. —Me saludó educadamente, al mismo tiempo que se sobaba la cabeza.

— Sí que a veces eres distraído—Recalcé con una sonrisa burlona—¿estás bien?

— Estoy bien, solo fue un pequeño golpe. —Bajó su mirada, volviendo a preocuparse por el pequeño felino—. Al parecer sigue herido y todavía no logro que salga.

— Que mal. —Dije con sinceridad, poniéndome de cunclillas en el suelo, mirando a la pequeña bola negra peluda debajo del aparato—. Los gatos callejeros son muy huraños, por lo cual será difícil hacerlo salir.

— Si tuviéramos algo de comida tal vez se podría intentar atraerlo, ganarnos su confianza y hacerlo salir.

— ¡Esa es una gran idea! —Exclamé con emoción—Dime ¿Qué puedo darle de comer?

— ¿Quieres intentarlo? —Me preguntó, mirándome interesado.

— ¡Si! El pequeño gato necesita mi ayuda, no pienso dejarlo que siga ahí y su herida empeore. Si está en mis manos ayudar a alguien, siempre lo haré, no hay duda de eso.

Hyakkimaru parpadeó varias veces un tanto sorprendido al escuchar mis palabras. Por un momento me dedicó una mirada profunda, esa mirada profunda con la cual sentía que examinaba mi alma. A pesar de que me sentí un tanto nerviosa me esforcé por no borrar la sonrisa en mi rostro, para mi fortuna pasados unos segundos cambió a una mirada tierna y comprensiva.

— Eso está bien. Puedes intentar darle un poco de leche o croquetas para cachorros, así como algo de atún. Estoy seguro que eso será un manjar para él, y si eres lo suficientemente paciente lograrás que salga.

— Entendido y anotado jefe, voy a esforzarme por salvar a ese gatito.

Hablé fingiendo un tono serio y recto, mientras le hacía el saludo militar. Al ver esto Hyakkimaru río un poco en voz baja, me gustaba hacerlo reír, su risa, aunque apenas era audible era muy agradable.

— Mio hoy no trabaja... ¿cierto? —Me preguntó un tanto inseguro, desviando la vista hacia el departamento.

— No, pero me dijo que hoy llegaría a comprar algunas cosas para la comida, por lo cual no debe tardar ¡Vamos! Esperémosla adentro del departamento.

— Muchas gracias, disculpa las molestias.

Le mostré una dulce sonrisa, a lo cual al verla Hyakkimaru me correspondió con una mirada cálida y amigable. Ya adentro del departamento, antes de que yo pudiera decir o hacer cualquier cosa, una vez obtuvo mi permiso para entrar Hyakkimaru comenzó a esculcar su mochila y de ella sacó un grueso cuaderno con muchas hojas. Al parecer el mismo lo había hecho, pues estaba cocido y en su portada se apreciaban los logos de diferentes bandas de rock.

— Dororo, ven a ver esto.

Me invitó con una pequeña sonrisa. Una vez nos sentamos en el sofá, abrió el cuaderno y me mostró una hoja en forma de partitura con algunas notas musicales, en la hoja de junto se apreciaban algunas palabras: "A pesar de que pudimos cruzar el cielo con nuestras alas, elegimos cambiarlas por manos para poder sostenernos..."

Las notas de mi corazón [Dororo AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora