30. Notas y palabras

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"Centro terapéutico". Eso era lo que decía el discreto letrero en el pequeño edificio al cual me había conducido Dororo. Traté de imaginarme como llevarme ahí podría ayudarme a recuperar mi inspiración, pero ninguna idea llegaba a mi cabeza.

Aun sintiendo a la incertidumbre pasearse por mi pecho, Dororo me jaló suavemente tomando mi mano para hacerme entrar con ella. No me atreví a preguntarle por qué razón me había llevado ahí, me limité a esperar a que mencionara algo al respecto.

— ¡Hola, Dra. Minami!

Al entrar pude ver en el recibidor a una mujer de mediana edad con semblante amable y tranquilo. Cuando escuchó la alegre voz de Dororo, la doctora se volteó a verla y le mostró una enorme sonrisa.

— ¡Oh, Dororo-chan! ¡Qué gusto verte de nuevo! ¿Cómo has estado? —Al preguntar esto último la Dra. Minami mostró un atisbo de preocupación en su voz.

— Estoy muy bien. —Se apresuró esta en responderle con alegría—. El día de hoy vine aquí con mi amigo Hyakkimaru Daigo, necesita un poco de ayuda para liberar el estrés.

— Buenas tardes, mucho gusto.

La saludé educadamente. La mujer me regresó el saludo, cambió a una mirada de complicidad al bajar la vista y darse cuenta que Dororo seguía sujetando fuertemente mi mano contra la suya.

— Así que "amigo" de Dororo-chan.

Dijo la Doctora entre bajas risas. Al escuchar la manera incrédula en que pronunció la palabra "amigo" hizo a mis mejillas enrojecer. A pesar de que me sentía avergonzado por esto, no fui capaz de soltarme del agarre de Dororo, su pequeña mano se sentía demasiado bien como para soltarla.

— Dra. Minami ¿podemos utilizar el cuarto blanco, por favor? Espero no causarle molestias...

— Claro que no, sabes que nunca podría negarle un favor a un familiar de Fusuyume-kun.

¿Fusuyume? Ese nombre me sonaba familiar, tras unos segundos de hacer memoria pude recordar que ese era el nombre del padre de Mio, es decir, del tío de Dororo. Dándome cuenta de esto, pude comprender porque Dororo y esa doctora se hablaban con tanta familiaridad, tal parecía que era una vieja amiga de su tío.

— Uno de mis pacientes usará este cuarto en media hora más —Explicó la doctora—¿Crees que ese tiempo será suficiente?

— ¡Por supuesto! No quiero abusar de su amabilidad. —Respondió Dororo rascando su cabeza para ocultar su vergüenza—. Por favor, ponga la alarma del cuarto para saber cuándo pase la media hora y no interrumpir la sesión con su paciente.

— De acuerdo. —La doctora hizo unas anotaciones rápidas en el cuaderno en su escritorio—. Espero que la terapia de pintura ayude a tu amigo.

¿Terapia de pintura? En verdad no podía comprender nada de lo que pasaba. Dororo me condujo a una de las habitaciones del fondo sin dejar de sonreírme. Al apreciar esto mis dudas se disiparon al instante, por raro que pareciera todo confiaba en ella, estaba seguro que lo que fuéramos a hacer en ese tal cuarto blanco era por mi propio bien.

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Las notas de mi corazón [Dororo AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora