Nacer en una cuna de oro no te asegura la felicidad ni una buena vida como muchas personas podrían llegarse a imaginar. Desde que tuve uso de razón, fui criada con la mentalidad de que debido a haber nacido en una familia de prestigio debía hacer hasta lo imposible por mantener para siempre este estilo de vida. Probablemente, esos malos consejos y pensamientos que me metieron a la fuerza desde que era una niña fueron los que me llevaron a tomar tan malas decisiones en mi vida.
"Nui querida, ¿cuál es el apellido de ese chico? ¿De dónde proviene? ¿Quiénes son sus padres, en que trabajan, cuánto ganan?" Esas eran cosas que mi madre siempre preguntaba antes de prohibirme tajantemente que saliera de paseo con algún compañero de clases que, a sus ojos, no fuera lo suficientemente bueno para mí dada su familia o su nivel económico.
Aun me parece un milagro que mis padres me hayan permitido estudiar la carrera de médico veterinario debido a que, para ellos, mi única razón de ser era seguir siendo una especie de premio para atraer buenos prospectos a esposos, eso claro, se refería a jóvenes de familias adineradas e importantes en el país, todo con tal de que el prestigio de mi familia no se perdiera.
Creo que si a final de cuentas me lo permitieron fue porque yo se los supliqué hasta el cansancio pues desde niña siempre amé a los animales, siempre fue mi más grande sueño poder estudiar esa carrera y ayudarlos. A pesar de esto, sabía perfectamente que el deseo de mis padres era que solo me convirtiera en la esposa modelo de un hombre prestigioso, cosa que a final de cuentas sucedió, el sueño de mis padres se cumplió.
Conocí a mi esposo Kagemitsu Daigo dos años después de que comencé a ejercer mi carrera. Nuestras miradas se encontraron por primera vez en una de esas fiestas de etiqueta que mis padres tanto disfrutaban de organizar para poder codearse con las familias más acaudalas del país y claro, conseguir nuevos contactos que les fueran de utilidad para sus negocios y ambiciones.
Por mi parte fue amor a primera vista. En ese entonces, Kagemitsu tenía poco tiempo de haber heredado gran parte de las acciones y negocios de su padre, el cual por desgracia falleció de una enfermedad unos años atrás. No era para nada la persona en la que se convirtió años después de iniciar nuestro matrimonio. Era un joven atractivo, educado, culto e inteligente. Si, tal vez demasiado ambicioso, pero yo más bien lo vi como una virtud.
Ambos conversamos durante toda la noche y mostramos un interés genuino el uno por el otro, tanto que me invitó a salir una semana después. Deseando que ese día llegara, recibiría la primera señal de alerta para alejarme de él por parte de una preciada amiga mía, la cual su familia tenía años de amistad con los Daigo.
— ¿En serio no lo sabías, Nui? —Me dijo en un tono confidencial un día antes de mi cita con él—Kagemitsu ya estaba comprometido con otra persona, una hermosa jovencita unos cuantos años menor a él, también de una familia muy importante en Japón, creo que su apellido era Hayashi.
— N-no, no lo sabía —Respondí con un hilo de voz—¿Qué pasó? ¿Por qué no se casó con ella?
— Esa joven lo abandonó. Al parecer comenzó a verse con otro hombre a sus espaldas. —Dijo mi amiga desviando sus ojos con nerviosismo—. A final de cuentas ella terminó quedándose con su amante, quien no es más que un simple comerciante de antigüedades ¿puedes creer eso? Haber dejado un partido como Kagemitsu por un don nadie como él...
No fui capaz de responder de inmediato, a mí me daba igual los apellidos, títulos o posiciones, eso me era indiferente. Sin embargo, no podía negar que me dolió intensamente saber que Kagemitsu ya había estado comprometido. A pesar de esto, me forcé por mostrar una enorme sonrisa cuando por fin pude juntar la entereza necesaria para continuar con la conversación:
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Las notas de mi corazón [Dororo AU]
Fiksi PenggemarDororo es una jovencita que ha quedado huérfana a sus cortos trece años de edad. Sin más apoyo que el de su querida prima Mio, decide mudarse a Tokio con ella. Tras este gran cambio, el mundo gris y plano de Dororo comienza a llenarse de color de nu...