Los ojos de Sayen se iluminaron al oír aquella frase desprovista de intención. Apoyo la cabeza en el regazo de Daishinkan,con ternura y satisfacción,cerrando los ojos a gusto.Realmente,al Gran Sacerdote, le resultaba una criatura frágil y enternecedora; tan falta de cariño y cuidado. En algún momento sus hijos fueron así,
pero hacia tanto tiempo de eso que la verdad sólo recordaba las cosas importantes o de rutina.
Sayen término dormida en sus piernas y él la dejo recostada allí para mirarla. No era su problema,pero sentía que no estaba bien dejarla así. Sayen estaba sumida en el dolor y la pena por eso su mente la llevó a un tiempo donde estuviera a salvo de eso.Estaba en negación total y debía primero ser conciente de la raíz del problema para luego aceptarlo.Pensaba en un método que le pareció adecuado para ayudarla cuando ella, lo derribo sobre la cama y se apoyo en su pecho murmurando unas palabras sueltas sin sentido. Aquella acción lo anuló por completo. Era
lejos la posición más incómoda en la que había estado y aunque estaba molesto se quedó allí.Sin duda su puesto era de gran relevancia y era importante para los Zen oh sama,pero por algún motivo que no le quedó muy claro en ese instante se preguntó si su presencia era necesaria por ser él,es decir,como individuo en particular. Nunca lo había pensado antes,pero había perdido su identidad. "Daishinkan" o "Gran sacerdote"
era su puesto ¿y él? ¿quien era él? Era padre de doce hijos que con suerte veía en una reunión o evento que solicitó el rey de todo.
¿alguien lo conocía a él? No y era peor que ni él,se conociera así mismo porque antes de llegar ahí no sabía que no le gustaba lo tocarán y descubrió que tenía "debilidad" por las "cosas" frágiles.Era nuevo para él todo eso,como que no le gustaba mucho las mezclas de aromas, pero los de Sayen si;ella olía bien con su piel que tenía la fragancia de las almendras y su cabello que olía a hierbas,que era sedoso, suave y entre sus dedos se sentía muy bien. Además de su cabello nunca tocaba otro (Zen oh sama era calvo y jamas lo tocaba) así que esa textura se sentía agrable ¿y por qué le estaba peinando el cabello a Sayen? Bueno ella estaba en su pecho y pues su tórax no era tan amplio. Su aspecto era el de un jovencito y a él no le causaba ningúna complicación,bueno hasta ese momento en que deseo tener un pecho más amplio así ella podría descansar mejor. Durante esa semana el sueño de Sayen era inquieto y con frecuencia se despertaba por las noches llorando. Ahora estaba tranquila y eso era bueno porque no tenía que cuidar su sueño.¡Otro hábito arraigado en los años al servicio de Zen oh sama! ¡Vivía al pendiente de otro! En esta oportunidad de Sayen.Pasó ahí la noche,con la muchacha usándolo de almohada y al despertar ella le dió un beso en la mejilla para luego decirle algunas palabras dulces que respondió con una sonrisa.
Los días siguieron su curso y Daishinkan comenzó a tomar el control de la vida de Sayen, como el de la casa. Aprendió que las personas que vivían en los pisos superiores le debían pagar por una cuota semanal,asi también la tienda de libros proveía dinero también. Decidió dejar a la muchacha atender ese lugar unas horas al día para que interactaba con las personas y lo hacia bastante bien. Él llevo las finanzas de la casa de forma eficiente,aunque antes tuvo que aprender unas cuantas cosas y resolver otras como su ropa,pues no podía llevar siempre el mismo atuendo en ese lugar.
Con ayuda de Sayen llegó a un centro comercial y estaba vez lo hizo en taxi (fue el mejor descubrimiento hasta ese momento) ya no tenía que soportar ser estrujado en el autobús. Pensó que buscar un atuendo sería sencillo,pero se equivoco. Su talla era el principal problema,pues lo que le agradaba no estaba para un "hombre" de su estatura y en cuanto a Sayen,pues se distraía con todo. Tras casi tres horas consiguió unas mudas de ropa, pero entonces.
-¿me regalas un vestido?-le pregunto la muchacha.
-claro-le dijo con la sonrisa que le causaba el que a fin de cuentas él dinero era de ella - escoja uno
Si Daishinkan hubiera sabido que la mayoría de las mujeres se tarda horas en escojer un vestido,tal vez no le hubiera dicho eso. Por suerte era paciente y no le importa seguirla de tienda en tienda y verla probarse un vestido tras otro, preguntándole su opinión a lo que él era honesto con cada prenda. Le gustaron dos vestidos y para terminar el asunto se los compró,pero cuando iban de salida se quedó parada frente a una vitrina donde había un osito de peluche que veía con una expresión de nostalgia. Una vocecita tierna le pedía comprar el juguete y se quedó allí,como tratando de recordar porque lo quería.
Daishinkan entró al lugar y pidió el osito. Notó esa mirada de breve lucidez en ella y por eso quiso adquirir el objeto.
-¿es para su novia?-le pregunto el hombre.
-no...
-¿y quien es la linda chica de allá afuera?
-una amiga...
-ya veo-le respondío el hombre y le dios el juguete en una bolsa junto con una flor de papel de arroz, pintada de violeta-para que ya no sea su amiga-le dijo el hombre.
Daishinkan levantó una ceja y salió con la bolsa que luego dió a la muchacha, que tomó el peluche y lo abrazo con fuerza.
-es muy linda...la llamaré Rayen-le dijo Sayen.
-es un lindo nombre-le dijo Daishinkan y le dió la flor.
La muchacha la recibió y le dió un beso en la mejilla. El Gran Sacerdote le sonrió y le dijo que era hora de regresar,pero lo hizo motivado por el sujeto aquel que no les quitaba los ojos de encima.
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Insensible
FanfictionEstá historia comienza con una prueba y termina con un corazón roto. Por orden de los Zen Oh Sama, el Gran Sacerdote debe ir a la Tierra e interactuar con un humano para demostrar no es insensible, pero acaba demostrando algo más.