treinta y dos

724 147 7
                                    


"La exposición al aire libre" salió hasta en los periódicos y la radio local. Un vecino vio a Daishinkan colgar los cuadros y le contó a los medios. También habló de más. Como el joven frecuentaba la casa,este buen y chismoso señor lo puso como el novio de la muchacha,por tanto aquella acción fue publicada como un acto de amor de un joven enamorado. Daishinkan ignoro el asunto;pero Lautaro,su jefe,no e hizo un comentario al respecto en el grupo de trabajadores lo que causó que estos le hicieran unas bromas al Gran Sacerdote.

No se las tomó ni bien,ni mal, pero cuando los comentarios subieron de tono,entonces les puso un alto con sólo una frase. No lo hizo porque quisiera conseguir méritos,ni para tener de ella atención o reconocimiento. Sayen estaba triste y decepciónada. Pensó que eso la haría feliz y lo hizo. Quería verla así; feliz,sonriendo,con ese brillo en sus oscuras pupilas. Había más luz en esos ojos,que en los de Zen oh sama o los de los shin-jin. La mayoría de ellos los tenía negros. Ojos negros que no quería ver sin esa luz que era como el brillo del almíbar.

...
-¿a caso no pensó en lo que está nota podía causar en Sayen?-le pregunto Daishinkan a Thala.

-por supuesto que lo pensé.

Encontrarlo no fue difícil para el Gran Sacerdote,pero si lograr que hablará con él.

-si lo descubría durante la exposición o después de ella;la dejaría devastada-le dijo Thala.

Era verdad.

-¿por qué no se lo dijo de frente?

Thala apartó la mirada mientras se limpiaba las manos con un trapo tan o más sucias que sus falanges.

-no quiero verla-le dijo al fin y se sentó sobre el auto que estaba preparando-es mejor así... siempre le hago daño. Amar no es fácil,Dai...a veces alejarse es un acto de amor. No soy,no seré y no quiero ser un buen tipo. Los buenos tipos no disfrutan la vida, los malos tipos si y no,no me refiero a una vida de crimen y depravación.

Daishinkan lo miro como si quisiera arrancarle la piel con esos ojos violeta.

-creo que tiene razón,Thala-le dijo al fin-a veces un acto de amor es alejarse,sólo que en ocasiones es por amor propio.
Uno no puede alejarse y estar cerca a la vez. Así que decida bien lo que va a hacer.
...

Thala decidió alejarse de Sayen y fue a hablar con ella,para despedirse inventando un viaje a otro continente. La muchacha supo le mentía,pero se despidió de él cariñosamente y sin rencor. Luego le pidió estar sola y Daishinkan la dejo,pero se quedó por ahí cerca. Estaba en la playa, sentado en la arena pensando en todas esas cosas que ahora ocupaban su cabeza. El vaivén de las olas,su murmullo y la brisa lo fueron adormeciendo en recuerdos de hace eones atrás. Pequeños fragmentos de memorias amables en que sus hijos estuvieron en sus manos. Porciones pobres de recuerdos que los humanos llamarían familiares. Era grato sentir el sol en su rostro y a través de sus párpados cerrados,eso hasta que sintió las manos de Sayen cerrarse entorno a ellos.

-ya se que es usted Sayen -le dijo.

-ni siquiera me viste ¿como adivinaste?

-el aroma de su perfume-le respondío mientras ella se sentaba a su lado-¿esta bien?

-si...-le respondío mientras jugaba con un puñado de Arena-lo que hiciste el otro día.Fue muy dulce. Gracias.

Daishinkan la miró de reojo.

-debería sacarlas,el clima las va a deteriorar.

-no importa-le dijo Sayen-no tengo a quien dejárselas...que las disfruten mientras están ahí...que el deterioro es también un digno espectáculo ¿te imaginas ser el mismo siempre? ¡que aburrido!

Daishinkan se sonrió y apartó la mirada de ella. Las olas descubrieron algo que llamó la atención de Sayen,pues se levantó y fue por aquello para volver junto a Daishinkan, arrodillandose frente a él.

-madre perla-le dijo enseñándole una conchita marina aperlada-a Rayen le encantaban. Salíamos a buscarlas y las llevábamos a casa para hacer artesanías.No sabes cuanto la extraño.

Daishinkan no hizo comentarios e intento tomar la madre perla de manos de la muchacha,pero ella apartó el objeto de él.

-esto representa mi corazón-le dijo-tú no lo quieres, así que no te lo daré,pero eso no quita el hecho de que...siga perteneciendo al mar...

El significado de esas palabras,el Gran Sacerdote, las comprendió perfectamente. Su habitual sonrisa no estaba en sus labios en ese momento. La contemplo mientras ella, ponía la madre perla en su escote para luego mirar hacia el océano.

"Por la blanda arena que lame el mar
Su pequeña huella no vuelve más
Un sendero sólo de pena y silencio llegó
Hasta el agua profunda
Un sendero solo de penas mudas llegó
Hasta la espuma..."

Recitó con una voz melodiosa mientras la noche besaba el agua.
No volvieron a hablar,ni siquiera cuando ella pego su frente a la de él.Sayen podía tocarlo,no le importaba,no así los demás. El aroma de la mujer se mezclaba con el de la sal en la arena y en el agua dandole a Daishinkan,una calma ajena a la que siempre sintió. Seguro estaba el Gran Sacerdote en lo alto,inalcanzable, incuestionable, indesafiable e inmutable.Una calma que ningún mortal experimentaria jamás, pero que no se comparaba con la que sintió en ese momento y que nacía de muchas cosas. Los ángeles duermen,pero no de la forma que lo hacen los mortales ni por sus razones. Esa noche Daishinkan se durmió y su cuerpo se fue sobre el regazo de Sayen para quedarse ahí, totalmente quieto y ajeno a absolutamente todo. Su respiración constante acompañada de un sutil ronquido,daban cuenta de lo profundamente dormido que estaba.

-descansa...te voy a cuidar hasta que despiertes-le dijo Sayen,pero él no oía.

Se perdió entre memorias remotas y posibilidades que tenían que ver sólo con él. Ni Zen oh sama,ni los universos,ni el más mínimo de sus deberes fue a importunarlo esa noche. Estaba a solas con él mismo,enredado en el océano,abrigado de espuma que le desprendió esa dura coraza, para tocarle el alma y en el inmutable,causar un cambio. Uno pequeño,como el aleteo de una mariposa,como el toque de las manos de esa mujer,cuyo regazo fue la almohada de uno de los seres más poderosos de la existencia.

InsensibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora