Para cuando la lancha de la policía llegó,Sayen estaba casi inconsciente. La trasladaron al hospital y allí le hicieron un chequeo general para conocer su estado. Al principio parecía que sólo la estabilizarian,pero cuando el doctor salió a buscar un pariente Daishinkan,supo que algo no estaba bien. Algunas personas lo señalaron a él como un cercano,después de todo subió con ella a la ambulancia.
-¿es usted pariente de la paciente que rescataron del mar?-le pregunto el médico.
-si,así es-afirmo sin remordimiento por mentir-es mi pareja.
Le pareció práctico aquello. Como hermano o pariente consanguíneo no pasaba y no quería despertar suspicacias..
-bien... Quiero que escuches atentamente lo que voy a decirte jovencito.
Esa noche Daishinkan se entero de lo enferma que estaba Sayen. Siempre lo estuvo,nació así. Eso y el alcoholismo de sus padres fue la razón por la que terminó en un hogar de menores. Al nacer su hija heredó la enfermedad. La posibilidad era del cincuenta por ciento y Rayen, tuvo la mala fortuna de desarrollarla. Las expectativas de vida de una persona con esa enfermedad rara vez superaban los veinte años y ella tenía veinte tres,no sólo eso sino también un solo riñón; aquello era la razón de su deterioró más rápido.
-de dos a cuatro meses de vida -le dijo el doctor-ese es lo que le queda en este mundo. No hay nada que hacer,lo lamento.
Le dió otras indicaciones como que ella no tenía que esforzarse mucho y que la fatiga iría en aumento. Sayen ni siquiera tenía que trabajar,menos estresarse. Era en esos momentos una persona muy frágil que podía quebrarse en cualquier en cualquier instante y eso podía apresurar su muerte. Daishinkan entró a verla,su piel color de la canela estaba más descolorida y esa boca pálida,entre abierta, daba la impresión de estar dejando escapar el hálito de vida.
Se veía frágil,actuaba frágil;pero no lo era. Estaba cansada eso sucedía. No tenía un sólo motivo para justificar su existencia, porque lo único que realmente amaba ya no estaba y sin esa niña,la poca vida que le quedaba, no le importaba ¿que son cuatro meses si tienes toda la vida por delante? ¿que son cuatro meses cuando sólo tienes eso? Una vida entera e insufiente para Sayen, que anhelaba algo que muchos nunca encuentran. Una vida entera a veces no es suficiente para ser amados. Los humanos buscan el amor y el amor se presenta se muchas formas,sin embargo,es el amor que surge entre dos personas desconocidas, que un día por casualidad se encuentran,el más anhelados de todos y el más terrible también. Daishinkan, Daishinkan no lo desconocía.
-¿qué haces aquí?-le pregunto Sayen cuando despertó,él no respondío-gracias por tu ayuda. Ya puedes irte...
"Gracias por su ayuda. Me voy ahora. Espero que encuentre ese amor que mendigo de las manos de un desconocido"
(Nota que dejó Daishinkan al irse)
El Gran Sacerdote, la miro en silencio. Esa mujer le generaba muchas cosas,cosas no nuevas, pero si un poco más exacerbadas de lo habitual. La quería si y se preocupaba por ella,aún cuando sus palabras y su actitud decían lo opuesto. Era su lógica,su moral y su estirpe lo que lo hacía poner distancia;pero si debía ser honesto era porque pensaba en el bienestar de esa mujer,sin embargo,al oír aquella declaración del doctor su perspectiva había cambiado un poco. Esa mujer no tenía a alguien que la cuidara o se preocupara realmente de ella. No,había alguien,pero probablemente ella no lo querría cerca.
-¡vete! No me gusta que estés aquí-le dijo la muchacha.
-pero voy a quedarme-le respondió Daishinkan.
-¡enfermera! ¡enfermera!-comenzó a gritar la muchacha y pronto apareció una-por favor llevase a este hombre de aquí y que no vuelva a entrar.
-la señorita no debe alterarse así que hágame el favor de retirarse-le pregunto la mujer.
-si,pero yo...
-nada de peros. Ya escuchó a su novia,ella no quieres verlo. Sea considerado, salga de aquí-le dijo la enfermera mientras lo empujaba fuera del lugar.
-¡él no es mi novio!-exclamó Sayen.
-¿como que no? Eso fue lo que dijo afuera-le señaló la mujer.
-miente,no es nada mío...es más ni siquiera lo conozco-le dijo la muchacha.
La enfermera miro a Daishinkan como juez inquisidor.
-no mentí,es mi novia,sucede que hemos tenido algunos conflictos y está molesta conmigo porque no recordé una fecha importe para ella,eso es todo-le dijo el Gran Sacerdote.
-¡claro que no! Es porque te fuiste de la casa dejando una nota miserable y...
-lo ve...vivíamos juntos incluso. Pero usted tiene razón y no es bueno que ella de agite así que me voy a retirar. Descansa querida,vendré a verte mañana-le dijo con una sonrisa entre la astucia y la burla.
-¡eres un descarado,Dai!-le grito la muchacha.
Cuatro meses cuando mucho,un tiempo muy corto y fugaz para un ángel. Podía hacerlo,podía cuidar de ella ese tiempo y hasta tomarse la libertad de ignorar quien era sin consecuencias. Sayen moriría con un buen recuerdo y eso...Bueno eso era bueno para ella. No había alguien que pudiera hacer ese labor mejor que él y podría demostrar que realmente sentía,que no era un monumento de insensibilidad porque realmente experimentaba los afectos,sólo que de una forma más mesurada. Lo que él y toda su estirpe no tenía era; pasión. Carecían de la vehemencia perturbadora de sentidos y razón,pero todo lo demás estaba ahí. El cariño que ella le despertó estaba ahí.
Volvió al día siguiente,pues esa noche ella debió pasarla en el hospital en observación,pero claro nadie fue a verla a parte de Daishinkan por lo que no tenía ropa decente,para salir de ahí ¿a quien iba a pedírsela? Pensaba en eso,cuando la enfermera entró con una bolsa de papel. Le dijo que había ropa ahí que podía usar. Un vestido azul,un abrigo ligero y unas botas bajas encontró allí. Prendas sencillas,
pero que le agradaron y calzaron muy bien. Salió del hospital y al bajar la escalera hacia la calle se encontró con Daishinkan. Supo entonces quien le había enviado la ropa.-buenos días-le dijo.
-buenos días-le respondió ella y pasó por su lado diciéndole-te enviaré dinero por la ropa.
-no hace falta,es un obsequio-le dijo él.
-no quiero,ni necesito tu caridad-le dijo y continuo su camino y Daishinkan partió detrás-¡no me sigas!
-no la sigo,sucede que mi casa está en esa misma dirección- dijo el Gran Sacerdote y no estaba mintiendo en eso.
Sayen hizo parar un taxi y Daishinkan reconoció al conductor como el hombre que le dió el sermón respecto a las mujeres. Le movió la cabeza señalando que no se detuviera y el sujeto le hizo caso.
-la invitó a desayunar ¿me acompaña?
-no...
-¿un café?-le pregunto el Gran Sacerdote.
-no...
Daishinkan continuo así un rato y por primera vez,se sonreía divertido.
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Insensible
FanfictionEstá historia comienza con una prueba y termina con un corazón roto. Por orden de los Zen Oh Sama, el Gran Sacerdote debe ir a la Tierra e interactuar con un humano para demostrar no es insensible, pero acaba demostrando algo más.