treinta

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La muchacha se alejó en compañia de aquel hombre y Daishinkan,la observó irse por la vereda hasta que se le perdió entre la gente. Una ligera opresión en el corazón lo dejo un tanto confundido. Tardó unos minutos en retomar su camino a casa.

Al principio,Daishinkan sólo quería volver al lado de Zen oh sama. A su cargo,con su poder, con sus obligaciones. A la larga el labor que cumplía el Gran Sacerdote, no era distinto al que tenían sus hijos. Una tarea de tiempo completo donde la monotonía era soberana,pero tan natural que no sabía que  tanto estaba aburrido de hacer lo mismo día tras día,año tras año, siglo tras siglo;eones tras eones. Su imaginación era llevada a niveles estratósfericos por las caprichosas solicitudes de Zen oh sama.Su paciencia acondicionada como sus modales,su vocabulario,su tono de voz;todo su ser estaba moldeado para un único propósito. Pero Sayen no le pedía nada. Nunca le pidió nada, al contrario le dió siempre y le retribuia con afecto y gestos amorosos,todos los detalles que él tenía con ella. Los días mejores a su lado fueron cuando ella lo confundía con Nahuel. Cuanta ternura había en Sayen para él y sólo para él.

Eran afectos tan diferentes a los experimentados por él. Cuando ella le hacía alguna caricia o le daba un beso (seguían sin gustarle mucho los besos),se sentía confortado. Su vida tenía sensaciones ahora y el tiempo adquiría intención conforme el realizaba alguna actividad. Así también había descubierto algo que lo dejo un poco incómodo respecto a su eterna postura,pero el mismo dijo no estar excepto de sentimientos y no lo estaba,sólo que él y su estirpe no caín en las pasiones de estos. Lo de ellos quedaba en lo metafísico. Los humanos difícilmente lo comprenderian.

Los humanos mezclan naturalmente el amor con el contacto físico a todo nivel. Partiendo por una caricia, llegando a la intimidad;ellos no. No lo necesitan,no lo requieren. Para ellos existen formas demasiado sutiles para que los humanos se sientan realmente considerados. Mas cualquier ángel es capaz de aprender los modos de las múltiples especies de los universos,sin embargo...

Al día siguiente se enteró como Sayen conoció a ese tal Jonh,ella misma se lo contó. El hombre entró a la tienda,ella terminaba una pintura y una cosa llevo a la otra. Él le ofrecío participar en una exposición. Ella lo había hecho antes y ahora estaba bastante entusiasmada con el asunto. Esa tarde le mostró a Daishinkan todos sus cuadros y eran muchos. Uno le llamó principalmente la atención al Gran Sacerdote. Mostraba a una mujer desnuda en posición fetal a la que envolvía una enredadera de espinas. Se quedó viendo ese lienzo un momento con tanta atención que ella,le preguntó si le gustaba. Él la miró y luego miró la pintura.

-dolor-dijo al fin-el mensaje es tan sencillo,tan evidente...que me pregunto sino era mejor sólo escribir la palabra.

Sayen se sonrió y canto con buena voz:

Maldigo del alto cielo
La estrella con su reflejo
Maldigo los azulejos
Destellos del arroyuelo
Maldigo del bajo suelo
La piedra con su contorno
Maldigo el fuego del horno
Porque mi alma está de luto
Maldigo los estatutos
Del tiempo con sus bochornos
Cuánto será mi dolor...

-es una canción de una cantautora de mi tierra,allá en el sur... ella se suicidó al perder a su amado que se fue con otra, pero antes perdió un hijo y paso por otras penas-le explico Sayen-canto a su dolor y sus penas, canto tal vez pidiendo consuelo; pero nadie la oyó realmente. Sólo la escuchaban y se sobrecogían admirando su capacidad para componer canciones como está...yo interprete así su canto...dolor expuesto a la vista de todos.

Daishinkan no hizo comentarios, miro la pintura otro rato.

-las personas somos muy egoístas. Nuestro dolor nos hace insensibles al dolor de otros y disfrazamos eso con la lástima que decimos nos provocan los padecimientos de los demás. Pero cuando realmente entiendes el dolor de alguien más no es lástima lo que sientes-le dijo Sayen.

-tiene usted toda la razón-le dijo el gran sacerdote-creo que por eso me gusta esta pintura,ahora que conozco su historia

-es tuya entonces-le dijo la muchacha tomando un pincel para hundirlo en la pintura.

Sayen escribió algo en el costado inferior de la pintura,luego le pinto la nariz a Daishinkan y se sonrió divertida,mas un mareo por poco la derribo. Logro sostenerse y le dijo que estaba bien. De hecho por esos días se veía bastante mejor de ánimo y eso estaba muy bien,pero Daishinkan comenzó a experimentar una sensación muy particular. 

Sayen pasaba bastante tiempo con este tal Jonh. A veces los veía pasar hablando animadamente por la calle. La muchacha sonreía de una forma distinta a la que lo hacía con él. Cuando la iba a ver la encontraba de buen ánimo y un poco más locuaz de lo habitual,mas sólo hablaba de la exposición y de John. Tenían bastante en común  según ella le contaba. Parecían entenderse en un nivel en el que él,ni siquiera entraba ¿por qué eso le causaba molestar? Ya no pasaban tanto tiempo juntos,ya no comían juntos como antes y a veces ese hombre estaba en la casa cuando él iba. Su presencia era buena para Sayen,mas no podía apartar esa sensación de su ser. Era incómodo y de alguna forma lo entristecia. Se sentía desplazado, se sentía ignorado,se sentía algo abandonado ¿qué era eso? ¿por qué surgió desde la aparición de ese hombre?

Una tarde,al verla despedirse de Jonh con un beso en la mejilla, Daishinkan lo supo y se quedó allí de pie viendo aquella casa sin atreverse a ir en ese momento.

Celos: Sentimiento que experimenta una persona cuando sospecha que la persona amada siente amor o cariño por otra, o cuando siente que otra persona prefiere a una tercera en lugar de a ella.

InsensibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora