1 de septiembre de 1973

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Hace apenas un mes no me habría imaginado nada de esto, yo creía que la magia existía sólo en los cuentos de los hermanos Grimm que tanto me gustan.

Ayer por la noche metí en la maleta lo que me faltaba por guardar, como la escoba, que probé el mismo día de comprarla. ¿El resultado? Estamparme contra la pared.

También metí los libros que utilizaría durante el curso, a los que les eché un vistazo. No tenía ni idea de que existían los unicornios y los centauros.

Como tengo espacio, guardé la jaula dentro y llevo a Nell posada en el hombro, sujeta con una cadena. Un extremo en una de sus patas y el otro en mi cinturón.

Como King's Cross no queda muy lejos de aquí, fui en skate, llegando a la estación a las 10.30h como me recomendó el profesor.
Bajo de la tabla y también la meto en la maleta.

*¿Nunca vieron una lechuza?*

Nell ulula y pega su cara a la mía, dándome una caricia.
Camino hasta la columna entre los andenes 9 y 10, y me siento en un banco a la espera de que pase algo.

A los 15 minutos aparece un grupo de cuatro chicos, corriendo, y paran en frente de la columna.

-Colagusano va primero -dice un chico alto, con el pelo corto color azabache y gafas redondas.

Me acerco a la columna del andén 9, para enterarme mejor de su conversación.

-¿Por qué siempre voy de primero? - habla el más bajito.
Este es medio rubio, con barriga poco abultada, cara flacucha y dientes parecidos a los de una rata.

-Porque eres el más bajito - el de gafas se ríe.
Este es tan alto como el primero, con el pelo rizo y más largo que sus acompañantes, de color castaño oscuro al igual que sus ojos color café.

-¡No es justo! ¿Por qué no va Lunático?

-Porque siempre tengo que ir de último, vigilando vuestros pasos.

Este es el más alto de todos, con el pelo rubio y corto, también con ojos color miel. Va empujando un carrito de metal con cuatro maletas enormes.

-¡Todos a una! -dice el de rizos.

Este y el de gafas cogen al más bajito en brazos como quien coge un tronco, con la cabeza para alante y corren hacia la columna, traspasándola.

-Bff... lo que tengo que aguantar -el rubio sujeta el carro y se prepara para hacer lo mismo que los otros.

-Hola -me acerco a él-. Perdona, ¿cómo han hecho eso? -señalo la columna.

-¿El idiota? Lo hacen siempre -me río-. Es fácil, tienes que ir hacia ella, sin miedo.

-¿Qué hay al otro lado?

El muchacho me mira extrañado.

-¿Eres nueva? No me suena tu cara.

Me rasco la nuca, un poco abochornada.

-Sí, es mi primer día.

El chico sonríe de medio lado y estira la mano.

-Remus Lupin.

Le estrecho la mano.

-_________ Hill.

-¿No eres un poco mayor para estar en primero?

-Tengo 13 años y, sinceramente, no sé en que curso estoy.

-Vaya, como yo -mira la columna- y los idiotas que acaban de entrar. Oye, si estás nerviosa podemos entrar juntos.

Vuelve a estirarme la mano, pero no estoy muy segura de dársela.
Nell ulula y dirijo la vista al reloj, tengo cinco minutos para subir a ese tren.

Los Merodeadores (Sirius Black y Tú) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora