Persona 5 & Royal

Madarame

Llegué a mi destino media hora más tarde de lo establecido por los accidentes de tren, a parte de ir como sardinas enlatadas, la gente no paraba de hablar sobre asuntos aburridos sobre la vida, era deprimente estar en un vagón. Las luces estaban encendidas, parecía un lugar donde no vivía un artista famoso ni por mucho menos, parecía más bien una casa de ocupas o que fue abandonada hace años. Iba a cometer un delito de allanamiento de morada para poder conseguir la información que quería, normalmente los alumnos a los que dio clase permanecen anónimos al día de hoy, es por eso que he preferido encontrar alguna carpeta con la información de éstos mismos. Había gente, lo sabía a la perfección, así que decidí colarme por una ventana la cual estaba entreabierta, escuchaba pasos en el piso de arriba, para ser exactos dos personas, uno joven y otro mayor, lo supe por el ritmo de las mismas pisadas quien delataron al pupilo y maestro.

Me encontraba en la cocina, estaba bastante lejos del dormitorio de Madareme ya que hice una pequeña investigación por la web en el cual había un vídeo de Madareme enseñando el lugar en el que trabajaba, todo muy humilde al parecer. Su cuarto de encontraba en el piso de arriba así que tenía dos opciones, salir por la ventana y escalar por la farola que estaba fuera de uso o ir por dentro de casa. Escogí la primera opción, abrí la ventana y subí en cuanto las luces de las habitaciones cercanas estuviesen apagadas, puede que tuviese baja condición física pero era sencillo subir por una farola con escalerillas de mano.

Una vez arriba abrí la ventana y me colé dentro, tanto Yusuke como Madarame estaban más alejados de mi posición actual, tenía varios minutos antes de salir por patas. Inspeccióné la habitación en la que me encontraba, sin lugar a dudas era la habitación de Madarame, me lo dijeron los títulos y la limpieza del lugar. Comencé a ver en las estanterías, necesitaba una mísera pista sobre quiénes eran los exalumnos de Madarame.

Con la linterna en la boca buscaba en todo el lugar, era bastante extraño, normalmente un pintor suele tener la casa y su habitación patas arriba, debería por lo menos haber un sitio donde hubiese un signo de pintura. A lo mejor era otro lugar en el que trabajaba pero me quité la idea de la cabeza pensando en los rumores.

Encontré algo que me llamó la atención, una especie de archivador lleno de polvo, parecía haber estado allí por años, me senté delante de la estantería con el archivador en mano y justo cuando lo abrí se me iluminó la cara, no sólo estaban los alumnos sino que también las piezas de arte que habían pintado. Rápidamente cogí mi teléfono e hice algunas fotos de las obras de arte que más expuso Madarame.

Escuché unos pasos que se acercaban hacia mi posición, cerré el archivador con el mayor número de motas de polvo posible para que no sospechara nada y rápidamente lo dejé en su sitio. Una vez hecho esto me fui por donde vine, fue más complicado que la subida por los metros de altura que me separaban, me agarré lo más fuerte que pude, cerré la ventana y... hola libertad.

Se acercaba el día del museo, me encontraba en clase viendo por el móvil información sobre los exalumnos, esta vez ordené mi sitio para que nadie leyese lo que hacía, tenía que tenderle una trampa a Madarame y eso implicaba ir a su exposición y hacerme pasar como periodista de Shujin con un artículo de arte.

-¿Vienes hoy a correr? - Casi me mata de un infarto una vez más aquel rubio.

-¡CL-Claro! - Tartamudeé.

-¡Perfecto, ahora tengo que buscar a Ren!

-¿No había quedado con Ann... Digo... Takamaki-san?

-¿Cómo lo sabes?

-Les escuché diciendo si hoy quedaban en la zona de tiendas del metro de Shibuya. -Comenté.

-Ese tío... ¡Bueno! ¡Entonces tú y yo solos! - Me sorprendía la ligereza con la que decía aquellas palabras, de hecho cuando las dijo me puse roja como un tomate al instante.