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Ahí estaba yo, llorando a moco tendido como una magdalena a la entrada de Mementos, un sitio donde las sombras ni siquiera se atrevían a pisar. Miraba decaída el suelo sucio, mi visión se volvió borrosa momentáneamente, de nuevo me sequé aquellas lágrimas que no paraban de emerger.

-¿Por qué estoy llorando? - Me preguntaba a mí misma. - Este resultado era el más esperado a pesar de haber analizado cientos de ellos que acababan en un buen final. - Maldije de nuevo mi ingenuidad. - ¡Mierda, mierda, mierda! - Apretaba mi cabeza lo más que podía con aquellos guantes cortados.

Aquel pequeño trance se desvaneció en cuanto escuché unos pasos bajar por aquella escalera, era muy poco probable que me encontraran, deduje que primero mirarían la ciudad entera antes de llegar aquí.

Sin prestar atención a su alrededor aquel joven de cabellos rojos pasó de largo a las profundidades de Mementos con una mirada decidida.

-¡Sho! - Lo llamé sin pensarlo a pesar de la última conversación que tuvimos, sin prestarme atención se dirigió al frente. - Envidiaba a mi hermano porque era incapaz de ganarle en una partida.... Y ahora envidio a mi compañero de celda por esa mirada y fiereza que muestra. - Me dije a mí misma mientras miraba al techo. - ¿Y qué hago yo ahora? - Me preguntaba. No podía regresar, mi orgullo, por lo pequeño que parezca seguía ahí, además quería un poco de tranquilidad que no podía conseguir con el bullicio de la calle. Tenía una cosa pendiente con Sho y ahí seguía sentada sin tener claro mis ideales y convicciones. - Soy peor de lo que recordaba. - Sonreí amargamente al recordar a aquella _____ Akechi que pudo acabar con cinco profesores de su escuela sin ninguna duda a pesar de las miradas que le echaban. - ¿Dónde está esa niña ahora? ¿Qué hice con esa niña? - Un nudo en la garganta se me formó cuando me volvieron aquellos pensamientos de poco antes de entrar a Mementos "No quiero que sea ella", me repetía una y otra vez.

Con un golpe al suelo me puse en pie y me adentré a lo más profundo de Mementos, tenía que avanzar, tenía que seguir a pesar de los obstáculos que hubiesen en mi camino como mi hermano.

Ahí fue cuando me di cuenta de lo oscuro que parecía ser Mementos sin Mona y sin nadie con quién estrechar una conversación, aquello parecía un cementerio en vida. No sólo eso, también había sombras gigantes de dos metros que parecían huir de mí en cuanto me veían.

-Mejor, lo que voy a hacer con Sho.... Es muy probable que hasta me cueste la vida. - Susurré mientras bajaba de estación.

Por fin encontré al culpable del desorden de mis recuerdos, parecía disfrutar cuando veía a la sombra agonizando. La soltó en cuanto entré al escenario, aquella sonrisa sádica no se iba ni aunque se lo pidieras, parecía disfrutar con mi presencia y lo sabía porque cuando se divertía tenía la manía de lamer aquellas espadas en forma de sierra.

-¡Vaya, veo que la princesa llorona ha bajado del Palacio! - Encima me había visto en cuanto entró.

-Tenemos que hablar en serio. - Se rió en el acto. No esperaba una respuesta con tanta determinación.

-¿Tenemos que hablar? No es que lo sienta pero... Mis reglas residen en que una Batalla dice más que mil palabras. - Aquella seriedad me estremeció durante unos instantes pero recobré la compostura al momento.

Sin venir a cuento Sho preparó las espadas en mi dirección, quería llegar hasta a mí de una zancada, sin embargo, pude disuadirle con unas pocas palabras.

-Pienso pagar por aquello que te he hecho. - Aquello impresionó a Sho, tanto que decidió sacar a su otra personalidad.

-¿Qué pretendes _____? Ya sabes que no eres quién para proteg...

Persona 5 & RoyalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora