Y Se Acabó

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Por fin llegó el momento, eran las 17:30 y estaban a punto de acabar el recorrido aquella pareja. Me volví a mirar en el espejo dando unos últimos retoques a mi cola de caballo recogida por un coletero color castaño.

Unas palmadas en los mofletes bastaron para darme un último impulso para llevar a cabo mi plan, le confesaría Ryuji mis sentimientos y tal vez... Solo tal vez a partir de mañana lo podría llamar novio como tal...

-Novio... - Susurré mientras me miraba al espejo. Un término bastante antiguo pero que nunca pierde su elegancia. Me sonrojaba con la idea de pensar en las sonrisas que a veces me dedicaba el rubio, a pesar de ser efímeras, para mí eran como si se tratara de una nube en la que regocijarse.

Cogí mis bombones para dirigirme a la entrada, con mis zapatitos puestos y un bolso que hacía juego con mi conjunto, estuve a punto de salir.

-No vuelvas tarde. - Asentí con la cabeza sin mirarle siquiera. - Y... Suerte con el señor calavera. - Aquellas palabras me trajeron de vuelta a la tierra, me giré entonces. Solo observé a mi hermano tumbado bajo el brasero mirando en dirección opuesta a mí y leyendo el periódico de la mañana.

-Gracias... Príncipe detective.

Salí por fin de casa, al fin y al cabo lo tendría que saber. Puede que no haya recibido el mensaje de Futaba que decía que me declararía, sin embargo, el espíritu de detective lo llevaba consigo, aquel talento innato con el que nacimos y envidiado por muchos siempre hacía de las suyas.

Nunca supe el porqué pero tampoco quise saberlo, a pesar de los problemas que había detrás de mi hermano jamás me había inmiscuido en su vida, siempre he respetado su privacidad y su oficio al contrario que él.

Entendía su posición o lo intentaba: tener una hermana que olvidó su pasado es carne de cañón para muchos... y su protección en cierto modo me aliviaba y me hacía feliz, me sentía bien... Aquel día en el que me dijo que tenía cosas más importantes que hacer a parte de mi memoria perdida me destrozó hasta tal punto de no tener esperanzas de volver a ser la misma... Gracias a Ren, a los Phantom, me di cuenta que aún había esperanza. Pasó tiempo desde aquel fatídico día en el que mi hermano me soltó de la mano para que pudiese recorrer mi propio camino. Al principio tropecé, tropecé más de una vez, a pesar de ello siempre sentía que había alguien detrás de mí apoyándome, alguien que me vigilaba y que a pesar de haberme soltado a lo desconocido, me servía como pata de cabra para poder recostarme de vez en cuando.

Siempre me pregunté por qué quiso soltarme tan de repente. Siempre me pregunté por qué venía cansado, siempre me pregunté por qué no se daba por vencido, siempre me pregunté qué era lo que sentía... Me gustaba verlo sonreír, después de todo es la única familia de verdad que me queda a parte de Sho que... Lidiaría con él en cuanto tuviese la oportunidad.

Llegué a la puerta del parque, agité mi cabeza para centrarme en mi cometido. Me sentía como si me hubieran sentenciado a muerte, sé que es mucho exagerar pero creo que la gente cercana a mí notaba mis temblores, dudas, nervios y mis latidos de corazón que se escuchaban hasta la otra punta del planeta.

-¡Es ahora o nunca! - Fui en dirección a uno de los cerezos más altos del monte que por más misterioso que parezca, aquel cerezo era el único que conservaba en las ramas aquellas flores de cerezo características en primavera. Parecían débiles y probablemente con una ráfaga de viento podrían llegar a alcanzar alturas escalofriantes pudiendo vernos desde arriba como si fuésemos motas de polvo.

Con mi cajita de bombones me senté en el cerezo, justo a sus raíces conservando todo el calor posible, me aferré a aquella caja de bombones roja. Normalmente son las chicas quienes se declaran en febrero y en marzo son los chicos los que aceptan o no su declaración haciéndoles también un regalo.

Persona 5 & RoyalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora