El despertar

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Llegó el 6 de enero, teníamos mi hermano y yo casi toda la información cubierta por eso nuestros viajes al exterior comenzaban a escasear. Pasado mañana pondríamos todo en común y por fin comenzaríamos a hallar una base para saber el porqué de esos movimientos de Maruki.

-Voy a Shujin a devolver el expediente de Maruki. -Recalqué mientras me ponía en pie. -He hecho unas fotocopias pero será mejor tirarlas en cuanto acabes con ellas.

-¿Insinúas que ya has obtenido toda la sustancia? -Asentí con la cabeza. -Entonces espero mucho de tu informe del 8 de enero por la noche. -Sonrió.

-Vuelvo en breve y ni se te ocurra irte a algún lado ni abrir a desconocidos. -Bromeé.

-Sí mamá.

Dicho esto salí de casa en dirección a Shujin una vez más, no hubo percances en el camino de ida. Casi igual que en el procedimiento anterior fui a la habitación de la limpieza y cogí las llaves para entrar dentro del despacho del director donde obtuve el expediente. Salí de allí de forma calmada para no llamar la atención, más tarde pude darme cuenta que no se celebraban actividades deportivas en Shujin, lo que significaba que Ryuji no estaba por los alrededores.

Desilusionada por esta idea salí de Shujin mirando al frente, puse el piloto automático para que mis piernas se dirigieran a casa mientras yo me dedicaba a pensar en esta realidad. Ayer me habló Makoto por teléfono sobre los alumnos que se matricularán el próximo año, entre esas personas estaba Suzui que regresó en su máximo esplendor para apuntarse al equipo de voleibol. Me extrañó escuchar ese nombre una vez más, recordando en otra realidad haber ido a visitarla al hospital cuando estaba en cama, pero la realidad en la que nos encontrábamos me decía que se fue al extranjero por el trabajo de sus padres.

Llegué entonces a la plaza central de Shibuya donde para mi sorpresa, un hombre bastante mayor con mangas largas en las cuales se ocultaban sus manos, hablaba con otro hombre sobre su trayectoria artística, sin lugar a dudas era el profesor de Yusuke: Madarame.

-¡Un gran trabajo Madarame! ¡Una exhibición espectacular! -Alababa el hombre de negro. -Nos gustaría volver a trabajar con usted en la próxima exposición si fuera posible.

-No pude exponer tal exhibición yo solo. -Recalcó el artista. -Todo fue posible gracias al duro trabajo del equipo y mis aprendices. Sin embargo. -Comentó. -Me gustaría mostrar en la siguiente exhibición las obras de mi aprendiz en vez de las mías.

-¿Tu aprendiz? ¿Hablas del aprendiz que va al instituto Kosei y del que me hablaste el otro día?

-Correcto. -Se sinceró. -Yusuke es el hijo de una de mis aprendices el cual ha ingerido el talento natural de su madre. -Explicó Madarame. -Tristemente no se encuentra con nosotros nunca más y tengo la responsabilidad de esparcir el talento del chico al mundo.

-¡Entonces hablaré con los superiores! -Accedió el hombre vestido de negro. -Incluso podemos hacer algo para conmemorarlo como ... Una colaboración entre el maestro y el aprendiz.

-¿Una colaboración con Yusuke? -Se sorprendió Madarame, sonrió seguidamente. -Sí, creo que es una buena idea, no puedo esperar a su exhibición.

-¿Por qué siento que este hombre no debería estar aquí ...? -Pensé en la lejanía. -¿Puede ser que este era el sueño de Yusuke? ¿Un maestro con el cual apoyarse? -Seguí mi camino a la calle principal. -Pero eso también me recuerda el informe que redacté en la otra vida sobre el caso de Madarame que me causó mucho dolor ... -Chasqueé la lengua en signo de resignación. -¿Por qué tengo dudas ...? No debería dudar ya que sé que esta realidad no es la verdadera.

Seguí por el camino principal y me llamó la atención dos hombres hablando en frente del BigBang Burguer, para mi sorpresa uno de los hombres lo reconocí, era el padre de Haru que hablaba con un empresario, o más bien un inspector de sanidad.

Persona 5 & RoyalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora