Desperté de mi letargo sueño dos días después, mi energía comenzaba a estabilizarse o eso me hizo pensar al apoyar una vez más mis pies en tierra. Recordé los últimos acontecimientos de mi vida recordando lo que había pasado desde la última vez que había sentido este dolor en el pecho.Miré el sol radiante entrando por las rejillas de mi ventana y la brisa cálida acariciaba una vez más mi rostro. Quería volver a dormirme, volver a olvidarme de este mundo que parecía irreal. Escuché de lejos la televisión encendida, eché una mirada a mi calendario y coincidía que hoy era Domingo.
-La gente no conoce las maldades de Shido. - Le escuchaba decir a Ryuji que opinaba sobre los reportajes de las elecciones.
Me levanté de una vez, me acerqué al marco de la puerta mirando desde atrás lo que la televisión decía, justo en el cambio de anuncio el reflejo de la pantalla se hizo presente sorprendiendo al señor calavera de no dar crédito a lo que veían sus ojos. Se levantó de un salto y se giró para saber si sus ojos no le engañaban.
-Buenos días... - Susurré con media sonrisa.
-¡_____! - Casi tropieza al recibirme, menos mal que pudo guardar el equilibrio a tiempo. - ¡_____! ¿¡Cómo te encuentras!? ¿¡Te preparo algo!? - Intenté negar con la cabeza a cada una de las propuestas que hacía, me daba un pelín de vergüenza admitirlo pero estaba mono cuando se preocupaba.
-Estoy... Como estoy. - No lo iba a negar, me encontraba mal pero tampoco podía quedarme anclada en el pasado. Aún así mi mente estaba cansada y eso repercutía mucho en todos mis gestos, mis acciones y todo... Como si se me hubiera apagado toda esperanza de seguir viviendo.
Ryuji se manejaba bien en la cocina, daba su mejor esfuerzo para que por lo menos comiera bien, sin embargo, jamás acababa sus platos, mi estómago estaba cerrado por completo a pesar del empeño que le ponía a cada platillo. Se escapaba de vez en cuando a ver a su madre y cuando volvía siempre traía consigo parte de la compra, unos consejos de su madre y una nota de ella misma que ponía que me recuperara pronto.
Pasaban los días donde los ladrones fantasma se dejaban caer de vez en cuando para saber mi condición actual, los primeros en venir fueron Futaba y Yusuke. Estábamos sentados en frente de la mítica mesa de té y conversando cada uno de ellos sobre temas triviales, yo en cambio me quedaba callada mirando un punto ciego de la habitación pensando en mis cosas.
-La verdad... Me recuerda a mí en mi época de autismo absoluto. -Habló Futaba.
-No es algo de lo que andar fardando. -Comentó Yusuke.
-Pero Ryuji, cuéntame los últimos avances de vuestra relación.
-¿Qué? No creo que sea el momento oportuno para hablar de ello. -Intentaba con todas sus fuerzas cambiar de tema el rubio.
-Así que algo picante... -Dedujo el artista.
-¡Inari, debes tener más tacto! -Le corregía Futaba.
-He estado cuidando de ella legalmente. -Pronunciaba el pobre Ryuji.
-Si legalmente te refieres a irte a vivir a su casa...
-¿No íbamos a hablar con _____? -Interrumpió Yusuke. Desperté de mi trance al escuchar mi nombre.
-Creo que lo único que necesita es aclarar sus pensamientos pero te seré sincera, tratándose de tu hermano fijo que anda metido en algún lado. -Me daba esperanzas Futaba.
-¿Ha estado comiendo últimamente? -Preguntó Yusuke.
-Más o menos... -Se le dificultaba decir a Ryuji. -No ha probado un buen bocado desde hace días.
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Persona 5 & Royal
Fiksi PenggemarEsta es mi historia de cómo mi devastada vida tomó forma gracias a la llegada de los ladrones de corazones y de una persona especial. Una historia basada en el famoso videojuego Persona 5, si comentáis y votáis me haríais un gran favor, espero que d...