Shido Abajo

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Caminaba cabizbaja mientras pensaba en lo que acababa de decir a mis compañeros y la manera a la que reaccionaron, todos parecían preocupados y no me extrañaba, eran duros los comentarios que había soltado.

-¡_____! -Me llamó cierto rubio. -¡Oye _____! ¡Espera! - Exigió. Amainé el paso para que me diera alcance. - ¿Vas a algún lado? - Me preguntó Ryuji. Contesté negando con la cabeza, solamente quería ordenar mis pensamientos a pesar de que ya lo había hecho. - ¡Bien! - Me cogió de la mano fuertemente para una vez más llevarme a rastras.

-¿A dónde me llevas...? - Pregunté un poco roja del reciente contacto.

-¡Solo sígueme! - Me miró lleno de confianza algo que hizo darme un vuelco al corazón.

Al principio caminó sin soltarme de la mano, después poco a poco comenzó a soltarla hasta tal punto donde íbamos separados, uno delante y otro detrás. Pasó probablemente un minuto así, sin embargo, comenzó a aumentar el ritmo, tuve que ponerme las pilas porque con pocas zancadas él ya estaba muy lejos de mi posición. El paso rápido se transformó en carrera y la carrera más adelante en sprint. Esquivando a cada uno de los transeúntes intentaba alcanzar como podía al señor calavera que no se dejaba coger bajo ninguna circunstancia. Subimos y bajamos escaleras, subimos y bajamos cuestas, subimos y bajamos salientes para atajar hasta que por fin, después de media hora sin descanso se paró al frente de una enorme torre.

-¡Veo que me has seguido el ritmo! ¡Nada mal para ser una novata! - Sonrió Ryuji.

-¿A qué ha venido eso? - Intentaba recobrar el aliento mientras posaba mis manos sobre mis rodillas. - ¿Qué hacemos aquí?

-Solamente sígueme... Nos hemos ahorrado ir en metro para usarlo después a la dieta. - Indicó.

Me adentré en aquella torre y después en su ascensor que no paraba de subir y subir, en cuanto salimos unas maravillosas vistas decoraban el agradable lugar.

El atardecer hacía más enigmático aquel momento y las personas que eran curiosas como nosotros se dedicaban a alabar el paisaje. Seguí a Ryuji que al fondo buscaba con la mirada cierto lugar, justo cuando lo encontró paró en seco y con la mano me indicó que me acercara a él.

-¿Qué planeas señor calavera? - Pregunté intrigada. En un instante me pegó contra su pecho quedando ambos mirando al horizonte. Aquel contacto seguía dándome vergüenza pero a media que pasaba el tiempo me acostumbraba y me sentía más a gusto. Con sus brazos rodeó mis hombros y apoyando su cabeza sobre la mía declaró:

-_____... ¿Por qué no me has dicho nada? - Preguntó sin mala intención aunque se le veía un poco triste en ese preciso momento.

-Lo siento Ryuji... Pero era algo que estaba atormentándome y no quería preocuparte.

-De hecho me preocuparía más si no me lo dijeras... - De nuevo le pedí disculpas. - ¿Y bien? ¿Qué ves al frente? - Me fijé en el panorama y delante de nosotros estaba la famosa dieta a la que queríamos entrar.

-Veo la dieta... - Solté en un suspiro.

-¿Y qué más? - Insistió. Aquello me dejó tocada, no había nada más relevante sobre aquellas vistas. Probé con todas las palabras posibles, sustantivos, adjetivos e incluso verbos pero no era suficiente. Visto que tardaba un tiempo acurrucó su cabeza en mi nuca descansando los ojos mientras yo seguía con la adivinanza.

-Y yo que sé... - Estuve a punto de tirar la toalla cuando el reflejo del cristal nos apuntaba a nosotros. - Te veo a ti. - Rectifiqué.

-¿Y qué más? - Volvió a preguntar.

-Y... A mí... - Solté mientras desviaba la mirada.

-¿Sabes? Alguien me dijo que una de las claves para ser detective era no juzgar las cosas por su apariencia. - Intentó imitar mi voz sin mucho éxito sonsacándome una leve sonrisa. - No juzgar los libros por su portada, etc. Y por lo que veo no has interiorizado ese dicho. - Soltó preocupado.

Persona 5 & RoyalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora