Capítulo 66

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Hace tres horas me enteré que tom se casaría mañana.

Necesito estar ahí, necesito impedir eso. Yo necesito salir de aquí.

Como siempre de cómplice le marqué a zendaya y no se como pero logramos salir de ahí. Bueno una salida que nos costó aproximadamente $3,000.

Estaba en la casa de daya acostada en su cama. Era realmente obvio que no me sentía bien, acababa de despertar de un coma de cinco años y ya estoy de un lado para otro.

-Creo que te regresare al hospital- dice mi amiga angustiada.
-No, no podemos hacer eso. Debo de hablar con el.
-¡Cómo pretendes ir mañana en este estado!

Sonreí de manera cómplice, se que ella no podría negarse a mi, y menos cuando acabo de despertar.

-Daya ya perdí a uno... no quiero perder a otro.
-Si te pasa algo en algún momento del día, ¡No me importa que no hayas hablado con el. Te regreso directo al hospital!

Después de comer y unos cuantos medicamentos caí dormida.

(...)

Desperté y veía el sol, espero que no haya pasado como 10 años porque juro que me doy un tiro.

-¿Qué día es hoy?- pregunté alarmada.
-Tranquila, hoy es la boda.

Esa palabra me hizo estremecer.
¿Cómo quería que me calmara? Hoy arruinaría un futuro matrimonio e intentaría que el novio se fuera conmigo.

Me levanté de la cama y me comencé a arreglar. No me pude poner nada muy extravagante dado a que, pues, estaba reviviendo de cierta manera.

Llegamos 2 horas antes a la iglesia y bajamos del auto.

-Ok, antes que nada por favor piensa bien en lo que dirás y harás. Harrison me dijo que ya estaban ahí porque tom se arreglaría en uno de los cuartos que tiene esta iglesia.
¿Estás segura de esto?
-Si- dije "tranquila"

Obviamente no estaba segura, tenía miedo y estaba nerviosa; pero si lo decía me mandaría muy lejos y me haría irme.

Entramos a la iglesia y la recorrimos toda. Ya estaba adornado. Estaba hermoso el lugar, pero me causaba asco.

Llegamos a la habitación y zendaya dijo que me esperaría afuera.

Entre sin tocar y vi varios trajes en un sillón. No había nadie en la recámara. Supongo que no habían llegado.

Tenía un ventanal bastante grande que daba a un pequeño jardín; ahí estaban dos niños jugando, se veían felices. Estaban despreocupados y lo único que les importaba era ganar.

-Oye Harrison creo que esto es demasiado ajustado- tom salió de una puerta que estaba en la habitación mientras terminaba de cerrarse una camisa color azul- ¿Qué opinas?- sube la mirada y me ve parada viendo la ventana- ¿Qué haces aquí? Deberías de estar en el hospital.
-No. Es decir si debería de estar ahí pero tengo algo que decirte.
-¿Dónde está Harrison?
-Tom por favor escúchame.

Me miró y asintió.

-No puedes casarte. No puedes porque estamos hechos el uno para el otro y yo te amo. Siempre lo que hecho.
Hemos tenido tanto nuestras altas como bajas pero siempre logramos estar juntos. El destino es nosotros. No ella.

Tom miró a la ventana y luego suspiró.

-No, no lo sé, no puedo.
-Tom por favor. No puedes hacerme esto.
-¿Sabes que tan solo me sentí esos años? ¿Sabes lo impotente que me sentía al verte acostada en una cama y escuchar a diario como tú diagnóstico iba empeorando? No puedo hacerlo, no puedo.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora