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Desperté al sentir como me tiraban un balde de agua helada, me encontraba tirada en el
Piso.
Respire de golpe y quise moverme pero no podía, me tenían amordazada, con los ojos vendados, mis manos y pies amarrados.
-MMMMH.-grite a como pude.
-¿La perrita se puso brava?.-escuché una voz ronca hablar.
Me removí con todas mis fuerzas tratando de desamarrarme pero era imposible, estaba demasiado apretado.
Sentí como se acercaron a mi, escuché los pasos y después sentí una horrible respiración en mi cara.
Arrancaron la cinta de mi boca arrebatándome un grito de dolor
-AAAAAAAH MALDITO.- le grite.
-Cállese puta.-me dijeron para después cachetearme fuertemente.
Lo único que pude hacer fue escupirle en la cara ganándome otro golpe de su parte que hizo que se abriera mi labio y comenzara a sangrar.
-TE VOY A MATAR HIJO DE TU PUTA MADRE! TE VOY A MATAR.-le grite escuchando ahora su escandalosa risa.
-Ay si, quiero ver princesita, si no es que yo te mato a tu amado, ¿eso quieres?.-me dijo.
Iba a responderle cuando escuché un quejido familiar seguido de un fuerte golpe.
-¿Quieres ver como lo molimos a golpes?.-me pregunto
Por lo menos sabía que seguía vivo
-Haz lo que quieras.-le respondí desafiante.
Se agachó a mi altura de nuevo y me quito la venda que tenía en los ojos.
La luz me molestó por unos segundos, cerré mis ojos y los fui abriendo poco a poco encontrándome con un viejo gordo que estaba cubierto de su cara, por lo que no tenía ni puta idea de quién pudiera ser.
Voltee a mi costado y vi ahora a mi ex tirado en el suelo en las mismas circunstancias que yo, amordazado, amarrado y sin poder ver.
-Despídete de tu amado, puede ser la última vez que lo veas.-me dijo acariciando mi mejilla
-¿Que quieres eh? ¿Quieres Dinero? ¿Cuanto quieres?.-le pregunté
Se volvió a reír y contestó.
-No quiero tu dinero pequeña perra, ya luego lo descubrirás, ahora solo despídete de tu noviecito para siempre.- me dijo agarrandome y tirándome sobre el.
Caí de rodillas a su lado, me acerqué con cuidado y le susurre al oído
-Eres un maldito, y si es la última vez que te veo quiero decirte que ojalá te pudras en el infierno, y que te amo.-bese su mejilla moretoneada y después el gordo encapuchado me aventó a un lado, lo agarro como un saco de papas y se lo llevo de la bodega donde estábamos.
-diviértete en la oscuridad gatita, cuidado con las ratas.- se rio una última vez y cerró la puerta de un portazo.
MALDITA SEA
¿Ahora que hago?
Comencé a mirar todo a mi alrededor buscando algo que me ayudara a escapar, pero era inútil.
No había nada en este cuarto más que un colchón tirado en el piso
A rastras me acerqué a él, mi estómago rugió y las ganas de llorar me invadieron otra vez.
¿Ahora que?
Cerré mis ojos con fuerza y con todo mi corazón le pedí a Dios que me sacara de esta, aunque sabía que sería imposible.
Me tire al colchón y sentí como todo mi cuerpo tronaba
Estaba en una posición demasiado incómoda, me sentía sucia y estaba sangrando por lo que tenía un horrible sabor a metal en mi boca
El amarre de mis manos comenzaba a arder, ya no sentía mis piernas y no tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado desde que nos habían traído, no sabía ni siquiera porque estábamos aquí, quienes eran o que querían.
-AGGGGGHHHHH.-grite de coraje y empecé a clavarme mis uñas en la palma de mi mano, era lo único que lograba darme un poco de tranquilidad.
Sentía como la sangre iba a empezar a salir pero justo antes de que eso ocurriera mire como abrían de nuevo la puerta asustándome.
-shh shh tranquila no voy a hacerte daño.-escuché como se acercaban al colchón
La luz seguía apagada por lo que no podía mirar quien había entrado, no veía absolutamente nada, pero su timbre de voz me traía mucha calma.
Se acercó a mi sentándose en el colchón a mi lado y acercó a mi boca lo que parecía ser una botella de agua.
-Ayúdame por favor.-le supliqué con voz temblorosa
-No puedo hacerlo, el patrón me mataría.- escuché.-Pero no temas, yo cuidaré de ti.- me dijo acariciando mi espalda.
-Te voy a desamarrar para que comas, pero no intentes hacer nada tonto si no valimos los dos.-me indicó
Asentí muchas veces y después sentí como liberaba mis muñecas
-espero que te guste el ramen.-me dijo dándome un plato
-Gracias...-le susurre, por lo menos había una persona buena aquí.
Me apresuré a comer, termine y el se levanto
-Yo me quedaré cuidándote, tranquila que nadie te hará nada.-dijo desatando mis pies también
Estaba dándome demasiadas libertades.
Sabía que el no está armado y que el sabía que yo era muy peligrosa y aún así estaba confiando en mi.
Y por primera vez en todo este horrible día me sentí en paz, el me trago una paz increíble que calmó todos mis miedos.
No sabía quién era, mi corazón estaba feliz como si reconociera de quien se tratara pero sin duda estaría agradecida de por vida con el

La Barbie [Cornelio Vega] TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora