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—Hace años atrás—

Una castaña adolescente miraba con adoración, a ese guapo y elegante hombre hablar en la televisión. Estaba en una entrevista de un reconocido noticiero, hablando sobre los avances tecnológicos que pronto ofrecerían a los humanos, para mejor su calidad de vida.

Noah Cocks, era un hombre que generaba suspiros en el público femenino. Un hombre sencillo, simpático, respetuoso... Millonario.

Pero no, a Heather no le atraía Noah Cocks por sus millones, sino por su inteligencia, por su madurez, sus ojos azules, su mirada cálida y pacífica, que transmitía tranquilidad.

Podía quedarse horas viéndolo sonreír, como se marcaban dos pequeños hoyuelos al lado de la comisura de sus labios cuando lo hacía. El sonido de su voz, de su risa, o su mirada y tono serio, cuando lo ameritaba.

Heather estaba completamente enamorada de aquel hombre, que ella creía conocer por lo que leía y sabía de él. Y a sus diecisiete años, no pensaba con demasiada claridad, ni entendía mucho del amor.

O tal vez sí, porque para ella, Noah era su amor.

***

Los años pasaron, y luego de mucho estudio y sacrificio, Heather consiguió aquello que quizás finalmente podría acercarla a Noah, un título universitario como ingeniera en bio medicina, y otro como genetista.

Ella sabía que no cualquier persona podía entrar a trabajar en el asentamiento de Noah Cocks, y la joven castaña tenía la esperanza de que su título con honores, tuviera algo de mérito.

Y aunque varias veces se presentó, e insistió... No había sido aceptada. Al parecer, ya no estaban recibiendo a personas fueras del refugio.

Aquello había desilusionado y deprimido profundamente a Heather, y todas sus esperanzas y sueños, ahora estaban truncados... Jamás podría conocer a Noah Cocks en persona.

Por semanas se la había pasado encerrada en la habitación del departamento donde vivía, pidiendo comida chatarra por delivery. Sentía que había perdido el sentido de la vida.

Ella sólo quería conocer a Noah.

Y cuándo creyó que jamás lo haría, una pequeña esperanza brilló en su destino. Noah estaría presente en un acto de caridad para niños, y sabía que durante esos actos, él solía tomarse fotos con las personas.

¡Era ahora o nunca! Debía aprovechar su única oportunidad.

***

¡Demonios! Al parecer no era la única fanática enamorada del líder de los Androides y humanos artificiales. Cientos de muchachas de su edad, y más jóvenes, estaban allí reunidas esperando ansiosas por verlo.

Heather intentó acercarse lo más que pudo a las barandas, siendo empujada por otras chicas, y esperó a que el azabache se apareciera de una vez por todas.

Y cuándo lo hizo, cuando bajó de su auto y se generó un alboroto, aprovechó el momento en que saludaba a una jovencita junto a ella, tomándose una foto.

Fue entonces que la joven castaña tomó una pequeña muestra de su sangre, con una aguja tan pequeña y finita, que literalmente se sentía como la picadura de un mosquito.

Él se llevó una mano al brazo, y cuando se giró, Heather lo abrazó, sonriendo.

—Una foto por favor, Noah.

Mío por derechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora