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Al cabo de una hora, y que no subieran a la habitación, decidió salir ella para pedir una explicación. Se había terminado el almuerzo sin tener hambre, ya que Neal le había dicho que era importante que comiera por la criatura.

—¿Heather? —llamó estando en la sala.

Unos minutos después, la castaña salió de una de las habitaciones, mirándola inexpresiva.

—Heather, yo... Yo quería saber que habías visto, te fuiste de repente, y no regresaste. Tampoco lo hizo Neal.

—Estaba preparando mi sala de pruebas, y ensayos. Una especie de laboratorio ambulante que tengo aquí, para poder operarte luego. Puedes volver a tu casa ya, ven mañana a primera hora.

—¿A qué se refieres? Usted dijo que tenía que estar aquí para que me monitoreara.

—Ya no hace falta, mañana te realizaré la intervención, y quitaré además los otros embriones. No cenes nada en lo posible, o come algo liviano si tienes mucha hambre, hasta las ocho de la noche de hoy.

—¿C-Cómo qué intervención? ¿Por qué?

—El bebé cesó su actividad cardíaca.

—¿Qué? —le preguntó aturdida, antes de sentir una sensación de vacío en el pecho, un nudo en su estómago.

—Lo que oyes, no tiene más actividad cardíaca, su corazón se detuvo. Si no pudo encoger el tamaño de su corazón, mucho menos reanimarlo. Aún era muy pequeño para controlar sus funciones, sus células eran inmaduras para autoregenerse.

—N-No, eso no puede ser verdad. No, porque... Porque yo no hice nada malo, él estaba bien —le dijo negando con la cabeza, sintiendo sus ojos humedecerse—. No, seguro es un error.

—Martina.

—Sólo quiere asustarme, ya dije que haría todo lo que dijeran, que lo dejaría llegar a término. No hice nada malo, comí lo que Neal me trajo, hice reposo, él está bien —pronunció en un tono quebrado—... Él está bien.

Heather se acercó a ella y colocó su mano sobre el vientre de Martina, proyectando la imagen, para que la castaña pudiera ver qué era verdad.

—No hay latidos, no se mueve, y ya pasaron dos horas desde entonces. Él ya no está.

Miró la imagen, sollozando. No sé estaba moviendo como siempre, las únicas veces que lo había visto, movía sus piernitas y bracitos.

Ahora estaba quieto en una esquina de la placenta, hecho una bolita. Y no pudo evitar romper a llorar al ver esa imagen, recordando una única frase, un único pedido.

"Dejar vivir"

—No, no, no, él... Él sólo necesita más tiempo —lloró angustiada, antes de que Heather dejara de proyectar la imagen—. S-Sólo necesita tiempo, sólo eso, él estará bien.

—Regresa a tu casa, descansa, y vuelve mañana a primera hora.

***

Belén estaba abrazando a Neal, quién estaba aferrado a ella, y la morena mirando hacia el techo, acariciándole la espalda suavemente.

Al final, habían interrumpido su luna de miel para nada. Esa mujer había perdido el bebé, y ahora Neal estaba deshecho en sus brazos, buscando consuelo.

Lo único positivo, es que ahora no tendría una distracción, y si ella llegaba a quedar embarazada, sólo su hijo sería su heredero. A Belén le daba lo mismo que Neal estuviera con otras mujeres, mientras ella siguiera siendo su esposa.

Pero claro, no podía demostrar eso, tenía que mostrarse dolía, consternada por toda la situación

***

Desde que había llegado a su casa, no había dejado de llorar, sintiéndose tan culpable. Sabía que de alguna forma, ella había sido la responsable del deceso del bebé, y no podía con la culpa.

Especialmente, porque sabía que la criatura había estado consciente en todo momento, y no podía quitarse de la cabeza aquella frase, pidiéndole que lo dejara vivir.

Ella lo había matado, ella había deseado que no existiera... Ella era la única responsable de todo el daño que había recibido alguien tan pequeño como él.

—Las células de Adam curan, todos dicen eso, y yo soy hija de él —lloró hablando sola en su habitación—. Estás dentro mío, por favor despierta, te juro que no volveré a decir ni pensar nada malo, despierta. Eres parte de Neal, es lo más perfecto que puede existir, y eres como él, no pudiste... Haber muerto, despierta, por favor despierta.

Se frotó suavemente la panza, acostándose de lado en la cama, cerrando los ojos.

—Cargaré toda mi vida con la culpa si no lo haces, despierta, háblame... No me importa que hables, y repitas una y otra vez la misma frase, habla, di lo que quieras, pero haz algo por favor —lloró desesperada—. Neal jamás me perdonará esto, por favor vuelve, regresa.

***

"—¿Sabes qué? Tú papá es un idiota, pero yo sé que él te quiere mucho —sonrió Laura acariciado su panza—. Sólo que se hace el duro, el indiferente, pero sé que acaricia mi panza mientras dormimos, mientras él cree que yo duermo —rio bajo—. Te estoy esperando muy ansiosa, bebé, sé que serás una niña, puedo sentirlo, puede sentirte, y ya quiero tenerte en mis brazos. Me llena de ilusión saber que estás aquí, conmigo. ¿Puedes sentir cuánto te ama? —le dijo en un tono cálido, cerrando los ojos—. Te amo tanto, Martina."

Se despertó al escuchar que tocaban fuerte la puerta, interrumpiendo su sueño, uno de los tantos recuerdos que tenía de Laura, cuando ella estaba en su vientre.

Despierta no los recordaba con mucha claridad, pero cuando dormía, solía revivir todos aquellos tiernos momentos con su madre. Laura en ese entonces no sabía que Martina la podía escuchar y entender, pero ella le hablaba de todos modos.

La joven castaña se sentó en la cama, bostezando, y al frotarse la panza, notó que ya no estaba abultada... Su vientre estaba casi plano una vez más.

—Martina, soy Heather, te pedí que vinieras a primera hora, y ya son las dos de la tarde ¿Puedes salir por favor? Sé que estás aquí, fuimos a buscarte a la casa de tus padres, y no estabas. Sal, o al menos ábreme la puerta.

Se acostó en la cama una vez más, abrazando la almohada, llorando con tristeza. No era mentira, él ya no estaba, se había ido... No lo había dejado vivir.

Ésta vez, Neal no la perdonaría.

...

Me voy a dormir con varias lágrimas 😢💔

Mío por derechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora