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—¿Qué tú hiciste qué? —preguntó desconcertado, completamente aturdido.

Porque era una locura lo que aquella mujer acababa de decir.

—Estuve enamorada de ti desde pequeña, desde que era una niña y te veía en la televisión, en las noticias. Quería crecer sólo para conocerte y estar a tu lado. Creí que si estudiaba muy duro, una carrera que pudiera acercarme a ti, tú te fijarías en mí. Pero no importó que me graduara con honores, no quisieron aceptarme en tu nación. Te amaba tanto, estaba tan enamorada de ti, que creí que la única oportunidad para tener un hijo tuyo, algo de ti, fue hacer aquello. Te conocí en un evento, sólo nos sacamos una foto, pero fue suficiente para para tomar una muestra de sangre. Con ella cree espermatozoides, llevé las células a una nivel inicial, reprogramándolas a-

Noah se puso de pie, ya sin querer escuchar más nada. Le dolía la cabeza, se sentía frustrado, molesto. Esa mujer haber tenido un hijo suyo de una forma completamente irracional.

—Noah.

—Me quiero ir de aquí, me quiero a mi casa y ver a mi hija.

—Ódiame si quieres, no me importa ya. Comprendí que el amor más grande que se puede sentir por una persona, es por un hijo —le dijo con lágrimas en los ojos—. Y amo a Neal más que nada en este mundo.

—Lo que hiciste fue muy egoísta, inmoral, horrible. Me obligaste a ser padre.

—Yo jamás te obligué a nada —lo interrumpió—. Jamás te hubiese pedido nada, crié a mi hijo sola, nunca te hubiese pedido dinero, ni nada a cambio. Y hoy tampoco lo haré. Si te traje a la vida, fue porque quería que mi hijo pudiera conocerte, y la tecnología que hay aquí, no existe en otro lugar. Pero si no quieres conocer a Neal lo entiendo, después de todo, él no nació ni de Nina, ni de Alenka, tus dos grandes amores.

Noah se quedó en silencio, y ella se secó las lágrimas de los ojos.

—Te guiaré hasta la puerta.

***

Rieron junto a su pequeño, al escucharlo dar carcajadas, por las caras graciosas que le hacía su padre. Nick era un bebé tan feliz.

—Voy yo —sonrió Martina, dirigiéndose a la sala al escuchar que golpeaban la puerta.

Al momento de abrir la puerta, se encontró con Heather, tomándola por sorpresa.

—Hola, que sorpresa verla en mi casa.

—¿Neal está aquí?

—Sí, está jugando con Nick en la habitación. ¿Pasó algo malo?

—Algo así. Necesito hablar con él, lo más probable es que nos vayamos un tiempo.

—¿Por qué? ¿Qué pasó? —preguntó preocupada.

—Es un tema delicado.

—Ma ¿Qué pasa? —inquirió confundido Neal, llegando a la sala con el bebé en brazos.

—Me iré un tiempo de aquí, no sé cuánto. Y ya no hace falta que tú tomes el lugar de líder, ni tu padre —le dijo mirando a Martina por un momento—. El verdadero líder de la nación de androides está vivo ahora.

—¿Q-Qué? ¿Mi p-papá está vivo? ¿Noah está aquí?

Heather lo miró con tristeza, y negó con la cabeza.

—No mi amor, él no te ve como un hijo, y estoy segura que no nos querrá viviendo en su nación, más allá de que yo fuera la responsable de despertarlo nuevamente.

—Ah, entiendo —murmuró mirando hacia abajo, asintiendo con la cabeza—. Bueno mi hermana, es decir, Anika, estará muy feliz de tener a su papá de vuelta.

—Neal.

Respiró profundo y luego levantó la cabeza, sonriendo levemente.

—Tengo a la mejor mamá del mundo, nunca me hizo falta un padre. Y mucho menos uno que no puede sentirme como hijo.

—Lo siento tanto, Neal —se quebró abrazándolo—. Hice todo mal, jamás hubiese querido hacerte daño a ti.

—Estoy bien, lo juro. Tú eres lo más bonito que tengo, junto a mi hijo. Sé que tu amor es sincero, verdadero, mamá. E hiciste tanto para criarme, para cuidarme tú sola, y siendo una mujer joven. Si a alguien le estaré agradecido eternamente, es a ti.

—Y-Yo... Iré a hablar con mis padres, les diré que me iré un tiempo también —pronunció Martina tomando su mochila, y las llaves de la casa—. No voy a renunciar a mi hijo, y mucho menos alejar a Nick de ti, Neal.

—¿En serio harás eso?

—Ustedes son mi familia ahora, a dónde ustedes vayan, yo iré —le dijo antes de salir de la casa.

***

Se sentía tan abrumado con sus sentimientos, que lo único que había podido hacer, fue ir a su antiguo hogar, a ocultarse de todo.

Esa mujer tenía razón en algo, sí se había arrepentido de hacer aquello. Luego de tomar las píldoras, se había arrepentido mucho, en lo único que había pensando, había sido en su pequeña hija, en que ya no podría verla, en que la había dejado sin un padre.

En la culpa que pudiera causar en Alenka.

Y ahora que despertaba, se enteraba también que tenía un hijo biológico, que ni siquiera había hecho con la madre del muchacho, porque jamás habían estado juntos.

¿A qué persona enferma se le ocurría hacer algo así? Ahí estaba el principal problema de tener una mente brillante, y los medios para llevar a cabo una idea absurda.

Hola, Noah, soy Martina, la hija de Adam y Laura. Tal vez no me recuerdes, o te estés preguntando porque estoy aquí. Pero hay una persona que soñó toda su vida con conocerte. No te pido que lo ames, que lo llames hijo, que lo veas cómo familia, sólo que le hables una vez... No tienes idea de lo que siente que tu padre te desprecie.

Escuchó la voz de la jovencita, sin entender muy bien como ella estaba allí, o como lo había encontrado. Quitó el sistema de seguridad, y luego salió de la casa, encontrándose con una muchacha muy bonita, y tan parecida a Laura, al otro lado del portón.

Era innegable que era hija de Laura.

—Estás tan grande, no puedo creer que haya pasado tantos años. La última vez que te vi, eras como de éste tamaño —sonrió Noah, llegando hasta el gran portón, tocándose por la rodilla, en señal a la altura de ella.

—Sí, y ahora soy madre también —sonrió, tomándolo por sorpresa.

—¿Madre? ¿Siendo tan joven?

—Y también eres abuelo, mi hijo Nick, es tu nieto, es el hijo de Neal... Tu hijo.

...

Mío por derechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora